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El Gobierno de España ya no rehabilitará el Palacio de Cortiguera, ubicado en la calle López Dóriga (en la popularmente conocida como cuesta de Las Cadenas). Su idea es sacarlo a subasta este mismo mes por 759.000 euros. Así lo dio a conocer este ... lunes la alcaldesa de Santander, Gema Igual, tras el primer encuentro que mantuvo con la delegada del Gobierno, Eugenia Gómez de Diego.
Se trata de un cambio de criterio por parte del Ejecutivo central ya que el pasado mes de noviembre el Ministerio de Transportes –que era el que se iba a hacer cargo de la rehabilitación– explicó, a preguntas de El Diario Montañés, que estaba «ultimando la redacción del proyecto para pasarlo a supervisión». Ya entonces adelantó que dicho proyecto «no podría ser aprobado hasta que el Ayuntamiento realizara varios trámites relativos a la titularidad y a una modificación del PGOU». Una explicación que refleja la falta de entendimiento entre instituciones que se acusan mutuamente de la paralización del plan y que ha provocado que el edificio protegido lleve más de dos décadas languideciendo en el centro de la ciudad.
Por lo demás, la primera reunión entre Igual y Gómez de Diego se saldó sin acuerdos ni plazos concretos pero con «voluntad de colaboración».
Sobre el Palacio de Cortiguera, la alcaldesa adelantó tras el encuentro que el Ayuntamiento no pujará en la subasta ya que «el acuerdo al que se llegó era dotar a este espacio de un uso cultural mediante una cesión gratuita». Y añadió que no tendrían «garantizado» que el Estado financiara la inversión que precisa el edificio para adecuarlo. Sin embargo, Gómez de Diego puntualizó que «nunca se ha hablado» de una cesión gratuita. De hecho, en el año 2018, el Gobierno de Mariano Rajoy (PP), con José Ignacio Zoido al frente del Ministerio de Interior, denegó a Santander la cesión del palacete.
La idea inicial es que este inmueble, de estilo mozárabe, acogiera tras la reforma las instalaciones de la Fundación Santander Creativa y unos espacios destinados a museo y centro de interpretación de la ciudad.
Cabe destacar que hace dos años, Pedro Casares, diputado socialista, anunció que el Ministerio de Transportes tendría lista en mayo de 2021 la redacción del proyecto que serviría de guía para la recuperación del edificio y para la posterior aprobación y licitación de las obras. La UTE formada por Portela-Salgado-López Marín, la única que se presentó al concurso para detallar la reforma, y que se llevó por ello 128.908 euros, entregaría al departamento toda la documentación «en unas semanas» para poder continuar el proceso, según confirmó Casares. La estimación del Ministerio, según el diputado, era poder adjudicar las obras antes de que acabara 2021, «con la previsión de que estén finalizadas en verano de 2023». Finalmente no ha sido así. El coste que manejaba entonces Madrid para recuperar este edificio era de 1,2 millones de euros.
Siguiendo con su compromiso, el Gobierno central reservó 44.000 euros en sus Presupuestos de 2022 para la redacción de este proyecto. En el documento de 2023 no existía una partida explícita para la reforma del inmueble, pero la postura del Ejecutivo siempre había sido la de seguir adelante con la rehabilitación. Hasta ahora.
Este emblemático palacete fue construido en 1888 como vivienda para la familia Cortiguera. Posteriormente, fue utilizado como Cámara de la Propiedad Urbana de Santander y en la actualidad es propiedad del Estado. Cuenta con una superficie total construida de 611,33 metros cuadrados distribuidos en planta baja, primera, segunda y ático. Aprovechando el desnivel entre las calles de la parcela se prevé «una ampliación para completar funcionalmente la dotación cultural prevista», aumentando la superficie en casi 200 metros cuadrados.
Más allá de la falta de entendimiento política, llama la atención el estado en el que se encuentra el Palacio de Cortiguera. Actualmente, el inmueble tiene suelos agrietados, desconchones en los techos, basura acumulada en el exterior, ventanales rotos, puertas y muros llenos de grafitis... Un edificio abandonado que, además de estar protegido, constituye una de las obras más singulares de la vieja arquitectura de Santander.
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