

Secciones
Servicios
Destacamos
Misterio resuelto. Al menos el cuándo, el cómo y el porqué. El Diario Montañés sacó a la luz en octubre de 2021 la imagen de ... una iglesia y un faro en miniatura en lo alto de una roca en medio del mar cercana al recorrido de la Senda Costera. Casi ya llegando a Ciriego, a pocos metros de La playuca de Nando. Las peñucas, lo llaman. Dio que hablar y se convirtió en punto de visita y de curiosidad. Pero en San Román nadie quiso desvelar quién lo puso ni ampliar los detalles. Lealtad de barrio. Así quedó la cosa (con el vecindario, además, encantado con la nueva postal) hasta que este periódico contó hace días que las construcciones ya no estaban. El final -triste- de la historia ha permitido reconstruir el principio.
El autor es un santanderino que prefiere seguir en el anonimato. La operación no fue fácil. Fue a finales de marzo de 2020, un día a última hora y con la marea baja. Aún así, fue necesario meterse en el agua (por encima de la cintura) y usar una escalera con dos tramos. Colocada en la parte más baja de la roca y dirigida a lo alto del peñasco. Subir fue una pequeña odisea. Sin ayuda. Sólo una persona. La iglesia estaba hecha de piedra maciza, sillería, cortada a cuadros. Pesaba ochenta kilos. De una pieza. Y, además, hubo que hacer varios viajes: para subir la masa, el cuenco con agua, la herramienta... Colocarlo allí fue, prácticamente, jugarse la vida.
Pero había un motivo y tiene que ver con Ciriego. Muchos de los que salen de despedir a un ser querido en el crematorio piensan en el mar como destino final de las cenizas (legal o no, se hace). En cualquier tramo de costa de una senda llena de rincones. Eso motivó al autor para que la iglesia y el faro pudieran ser una referencia. Un punto íntimo, un lugar especial. Y lleno de detalles. El templo era un compendio de varios de la capital. La torre era una réplica de la de la iglesia de San Román, el pórtico era como el de la Catedral y las vidrieras imitaban a las de los Jesuitas.
El faro, por su parte, era inventado. Una creación personal. Pero acompañaría con su luz esas despedidas (que El Diario Montañés puede confirmar que se han producido en este punto). Porque sí que tenía luz, a través de una batería incorporada que se encendía por la noche y se recargaba por el día.
¿Por qué han desaparecido? ¿Por qué ya no están la iglesia y el faro en lo alto de la roca? Aquí la respuesta llega, básicamente, por descarte. El autor no ha sido. La Demarcación de Costas, tampoco. Ambos extremos han sido confirmados a este periódico. Alguien podría pensar en la opción de un temporal, pero las fechas (se sabe que desaparecieron entre los días 8 y 15 de este mes, según asegura un testigo) no encajan con grandes olas que, por otro lado, no llegan normalmente con tanta fuerza a lo alto de esa roca como para tirar dos construcciones que estaban colocadas a conciencia. Bien fijadas.
El pasado sábado vieron en el agua unas piezas alargadas de color blanco. Trabadas a los pies de la roca hasta que el agua se las fue llevando. «Parecen restos de la iglesia», comentaba el paseante que lo descubrió antes de achacar lo sucedido a «otra mano anónima e incalificable». ¿Vandalismo? En San Román, estos días, dicen los mismos que guardaron el secreto que el vandalismo es otra cosa. Que aquí hay motivos, intención. Que uno no se sube hasta ahí arriba porque sí. Eso, y que la envidia es muy mala.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La espiral azul que se vio en España lleva la firma de Elon Musk
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.