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Los dos han optado por continuar por la acera de la izquierda, mirando hacia el aparcamiento de Las Cachavas, en la calle Isabel II de Santander. Hasta hace cuatro semanas, la elección de un lado u otro de la calle no determinaba la comodidad de quienes paseaban por la vía, pero todo ha cambiado tras el inicio de las obras. Unas labores que condicionan el paso por uno de los márgenes de la avenida, y que el Ayuntamiento ha dispuesto con una pasarela para aliviar el inconveniente. El objetivo: ensanchar las aceras y reducir la vía a dos carriles para facilitar la incorporación desde Antonio López y el posterior giro a la izquierda de los vehículos que se dirigen a la estación de autobuses. La escena se mantendrá hasta antes de Navidad, con un alto durante los meses de verano.
«Es un incordio tener que caminar sorteando este tipo de trabajos, pero las obras son necesarias», aseguró Juan Colina, uno de los muchos peatones que atravesaba la vía ayer por la tarde, y partidario de impulsar el tránsito de los santanderinos por una de las zonas más comerciales del municipio. «Una ciudad que está en obras es una ciudad que progresa», zanjó. A su lado, Adriana Sainz asistía a la estampa un poco menos conforme que el anterior. «Creo que hay necesidades más importantes en la ciudad», denunció la santanderina, al tiempo que apelaba a los políticos a que «gasten menos dinero en tonterías».
Juan Colina | Vecino
Pero si hay un sector que se halla en mitad de las labores, ese es el de los comerciantes. Tanto que, preocupados por el impacto negativo que los ruidos y las pasarelas improvisadas pudieran tener sobre las ventas, pidieron la paralización durante el periodo estival. «Seguro que el resultado es el deseado y la calle queda bien para todos, pero, ahora mismo, para nosotros no es precisamente la mejor noticia», se preocupa María Luisa García, testigo del avance de las obras desde el mismo escaparate de su negocio. Esta empresaria lamenta que el proyecto urbanístico coincida con el momento «tan delicado» que atraviesan los locales de Santander. «Es un cúmulo de factores negativos: las malas ventas, la fragilidad de la economía... Y claro, vendamos o no, tenemos que pagar todos los meses», recordó García, inquieta por las consecuencias que las labores puedan afectar al tránsito de los peatones por Isabel II.
9 meses durará la obra, que se inició el 22 de enero, y que tiene previsto concluirse antes de fin de año por el parón veraniego
No muy lejos de allí, Carolina Trujeda asistía a este escenario con algo más de optimismo desde una cafetería muy próxima a las obras: «En nuestro caso, creo que no nos veremos tan afectados porque nuestra clientela tiene un componente de fidelidad importante».
María Luisa garcía | Comerciante
La hostelera trasladó el entusiasmo que el aumento de espacio en la vía produce en todos los socios del negocio. «Cuando la acera sea más grande, podemos pensar en poner una terraza. De momento, nos conformamos con que no nos perjudique», adelantó. Ese es el propósito fundamental que subrayó la alcaldesa de Santander, Gema Igual, en el anunció de las obras el pasado 22 de enero. Entonces, la regidora destacó que las obras se van a ejecutar procurando afectar lo menos posible a los comercios de la zona y manteniendo el tráfico de vehículos en dos carriles durante toda la actuación. Precisamente asa es otra de las inquietudes que ayer trasladaron los peatones: «las colas de vehículos que la reducción de los carriles puede provocar», decían.
Hasta 844.000 euros costarán las obras de renovación urbana de la calle Isabel II. Un proyecto que, tal y como adelantaron el mismo día de su inicio, se desarrollarán en tres fases, con un plazo de ejecución de nueve meses. En ese tiempo, el Ayuntamiento realizará un lavado de cara a la calle ensanchando la acera, pero también añadiendo otras novedades, como crear áreas verdes y plantar árboles para «separar» el tráfico del área peatonal. Otro de los cambios que adornará la nueva Isabel II consiste en la instalación de nuevas farolas, a petición de los comerciantes, y en el soterramiento del tendido eléctrico. El proyecto incluye también la intervención en la manzana delimitada por la avenida, la calle La Paz y Francisco de Quevedo, mejorando su urbanización gracias al ensanche de las aceras y la colocación de pavimento de adoquín de granito en la calzada.
Adriana saiz | vecina
El gobierno municipal presentó las obras en tramos distintos:el tramo inicial desde la calle Castilla hasta Calderón de la Barca;desde ésta hasta Calvo Sotelo; desde el cruce hasta la calle La Paz, donde se mantendrán las aceras y se renovará el asfaltado, y, por último, la confluencia con la calle Cubo, donde se ensanchará la acera que discurre junto al Mercado de la Esperanza, manteniendo el aparcamiento de carga y descarga.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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