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«Todo tiene un principio y un fin». A veces es así de sencillo. Estas palabras las pronunció ayer una de las monjas Mercedarias de la Caridad del Barrio Pesquero de Santander. Con ese breve comentario trataba de resumir, o quizá de explicar, a uno de los fieles el anunció que hacía minutos las hermanas habían hecho. Fue poco antes de terminar la misa de las 11.00 horas, celebrada ayer en la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, cuando una de ellas explicó que después de 74 años de trabajo social se marchan del Barrio Pesquero. ¿El motivo? «Una reorganización de la comunidad». Es hora de ir allí donde «hay más urgencia o necesidad», explicaban. Desde 1946 la orden ha puesto todo su empeño y esfuerzo en ayudar a los vecinos de la zona y ahora es momento de dejar la ciudad para dirigirse a otros lugares que requieran su presencia.
Congregación de las Mercedarias
«Ha llegado el momento de tener que disolver esta comunidad, no es una decisión fácil». Así comunicaron su elección a los feligreses que se congregaron ayer en la parroquia. Una vez dicho durante la misa –con el anuncio público quisieron poner fin a los rumores sobre el tema– las monjas aclararon que continuarán con sus labores hasta la fiesta de la Virgen del Carmen. Esa es la fecha que las Mercedarias han marcado en el calendario como último día en el barrio. Antes de su marcha, cuando las restricciones impuestas por la pandemia del coronavirus lo permitan, en la parroquia les harán un homenaje o, más bien, un acto con el que darles las gracias por la ayuda prestada durante más de siete décadas. Un tiempo en el que han cumplido una función asistencial, desde poner inyecciones hasta hacer suturas, dar clases, cuidar a niños, mayores y enfermos. Cuando hizo falta, crearon un comedor infantil y una pequeña guardería, entre otras muchas obras para ayudar a los vecinos del Pesquero. Ahora esa ayuda no urge tanto allí y sí en otros lugares de España y del extranjero, por eso las Mercedarias ponen punto final a sus tareas y se dirigen a otras comunidades. El objetivo es que «la gente más joven vaya a ayudar donde más les necesitan», contaban a la salida de la misa.
Pilar | Feligresa
Aunque había rumores y algunos vecinos ya lo intuían, el anuncio pilló por sorpresa a quienes se acercaron ayer a la iglesia del barrio. «¿Cuánto llevarían aquí? ¿70,75 años?». Caridad, una vecina, compartía con otras fieles del barrio la marcha de las monjas. Daba igual la fecha exacta, allí todos coincidían. «Han sido muchos años». Por eso la decisión sorprende y, sobre todo, «da mucha pena porque las conocemos desde que somos bien pequeñas, pero hay que asumirlo y entenderlo», añadía.
Caridad | Vecina del Barrio Pesquero
Y es que a la salida se comentó en los corrillos. Para Pilar, una feligresa que se acercó a la misa, el comunicado también fue inesperado. «No tenía ni idea de que se iban, me acabo de enterar», decía. Y, como le ocurrió al resto, es una noticia que da pena. «Aunque no soy del barrio, mis hijos vinieron aquí al colegio y es triste que después de tanto tiempo se marchen», explicaba. Las Mercedarias solo pidieron a los fieles que «en todo momento nos apoyéis como siempre habéis hecho».
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