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Isabel Gómez fue la primera clienta en entrar. Vídeo: Héctor Díaz / Fotos: Daniel Pedriza

Muebles, albóndigas y muchas banderitas suecas

Ikea estrena en Santander una tienda «pionera» por su formato. Cientos de personas abarrotaron el local nada más abrir

Álvaro Machín

Santander

Miércoles, 20 de septiembre 2023, 07:13

Si se quiere comprar la alfombra Toflund, llevarse el purificador de aire Förnuftig o llegar a casa con la bolsa de almacenaje Pärkla ya no va a tener que irse de excursión a Barakaldo. Tampoco si lo que le apetece es comerse unas albóndigas suecas. Ikea ya tiene tienda en Santander. Distinta, eso sí, a la que cientos de cántabros han peregrinado estos años aprovechándose de fiestas locales para evitar las mareas humanas. La de aquí es más pequeña, pero «pionera», según insistían ayer en la inauguración los responsables del establecimiento. ¿Por qué? Pues porque en sus 700 metros cuadrados se mezclan varias cosas (y es la primera de este tamaño en la que lo hacen). De entrada, es un centro de planificación en el que uno puede sentarse con diseñadores especializados para «pensar» de acuerdo a las características de cada hogar. También es tienda, con cuatrocientos productos a la venta (básicamente, complementos, objetos no demasiado grandes). Además es punto de recogida. Tanto lo expuesto en sus pasillos (dormitorios, baños, salones...) como lo que hay en el catálogo se puede recibir allí «en 24 horas y de forma gratuita». Y, por último, tiene cafetería. «El bocado sueco». Y todo eso lo vieron desde el primer minuto las cientos de personas que hicieron cola ante la puerta. La primera en entrar, Isabel Gómez, de Polanco, llegó a las cuatro de la madrugada. La espera tuvo premio. Un cheque regalo de 200 euros y su foto cortando la cinta.

La firma nórdica ha invertido tres millones de euros y crea, de momento, 23 nuevos empleos directos. Además, centralizará aquí –en el Alisal, en el local que ocupaba la juguetería Toys 'R' Us– los servicios que prestaba en su estand de Valle Real (así que serán 32 personas en total). En esto se centraron las intervenciones de las autoridades locales. Inversiones, proyecto, economía... César Díaz, concejal del Ayuntamiento de Santander, recordó que Ikea llega «a una zona de expansión» (las obras del Sector 1, que incluirá unas 300 viviendas de protección, están justo enfrente). Ainoa Quiñones, delegada del Gobierno, puso el foco en el Plan de Igualdad de la compañía. Y el consejero de Industria, Eduardo Arasti, además de todo lo demás, se metió en el papel. Empezó diciendo que se había tomado «una pasta sueca y las vibraciones son buenas» y terminó con un consejo: «Antes de todo, mirad bien las instrucciones». Muy de Ikea. A ellos, junto a Nurettin Acar, CEO de la empresa en España –dijo que quieren ser «un buen vecino con un impacto positivo en la sociedad de Cantabria»–, les pusieron a montar una silla. A unos se les dio mejor que a otros.

Y así, entre camisetas amarillas, discursos motivacionales para los empleados y muchas banderitas suecas, se abrió la tienda. Gómez, la primera en entrar. «Lo vi la noche antes en la web. Cogí el coche y me pasé pensando que alguno ya estaría aquí. Pero eran las cuatro y fui la primera. Así que me quedé. Luego vinieron más coches, pero al ver que ya estaba, algunos se fueron». Para ella, el cheque. Y para los cien primeros, un obsequio –una vela y un llavero capaz de sostener el móvil de pie en posición horizontal y vertical–. «Además, durante los cinco primeros días de apertura se sorteará una compra gratis cada día valorada en otros 200 euros entre todos los clientes que participen en la promoción», indicaron desde la empresa.

No faltarán candidatos. Fue abrir la puerta y no dejar de entrar gente. Hasta un perro. Más de uno, al ver el recibimiento –muy de película americana (o sueca, en este caso)– se vino arriba y entró haciendo el símbolo de la victoria. Por los pasillos, curiosidad. En los salones, los dormitorios o los baños, los responsables de idear la tienda han «intentado reflejar cómo vive la gente de Santander». «Teniendo en cuenta características socioeconómicas, arquitectura, costumbres y modo de vida», explican.

Hay, de hecho, una pequeña casa de 25 metros cuadrados en la que los decoradores han tratado de reproducir todos los gustos y consignas de una clienta concreta de la ciudad. Tania (elegida en una selección entre clientes del programa de fidelización).

¿Precios? Pues la alfombra Toflund, 12,99 euros. El purificador Förnuftig, 99,99. Y la bolsa de almacenaje Pärkla, 2,50.

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