Muere una mujer de 76 años atropellada por una ambulancia en la Bajada de Polio

«Vi que mi compañero pisaba el freno, pero la ambulancia no paraba, no paraba... y cuando quisimos darnos cuenta, habíamos chocado contra estas personas». Aún en shock, el técnico que iba de copiloto en el vehículo sanitario ha contado todo lo sucedido a los agentes. «Los airbags saltaron y pasados unos segundos nos repusimos el golpe». Entonces se dieron cuenta de que el posamanos de la barandilla, una barra metálica de varios metros, se había ensartado en la ambulancia, atravesándola por completo. «Vi que había pasado por debajo de mi asiento y lo primero que pensé fue que se había clavado en las personas que iban atrás». Por suerte no fue así. Ninguno de los dos ocupantes atrás, un hombre mayor y una mujer más joven, que eran trasladados a sus casas desde Valdecilla, resultaron heridos.

El técnico sanitario que narra los hechos abrió la puerta de la ambulancia, se asomó a la parte trasera y comprobó que los ocupantes estaban bien. «Les pregunté y me dijeron que, aparte del susto, bien. Eso me consoló». Acto seguido acudió a la parte delantera para comprobar el estado de los dos viandantes que acababan de arrollar. Al hombre, que los testigos describen con el rostro completamente ensangrentado y tumbado boca abajo, lo apartó a un lugar seguro. A la mujer no pudo atenderla porque se encontraba bajo la ambulancia.

Los servicios sanitarios acudieron al lugar para trasladar al hombre al hospital, donde se le someterá a las pruebas pertinentes. Su pronóstico, por ahora, es reservado, porque el impacto con el vehículo fue muy violento. Otra ambulancia se llevó a los dos ocupantes del vehículo siniestrado para trasladarlos también al centro sanitario; aunque se encontraban en buen estado. La Policía Judicial llegó pocos minutos después para proceder al levantamiento del cadáver de la señora fallecida.

La Policía Local y los bomberos se ocuparon de retirar el vehículo accidentado. Fueron estos últimos los que remolcaron la ambulancia de vuelta a la carretera, donde el automóvil comenzó a verter todo el gasoil que tenía en el depósito, que estaba roto por el impacto contra el bordillo de la acera, a la que subió antes de frenar contra la barandilla de la escalera.

«No hemos podido hacer nada. No sé cómo han podido fallar así los frenos», insistía el copiloto de la ambulancia siniestrada, que muy nervioso, muchos minutos después de lo sucedido, permanecía en el lugar para indicar a los agentes el modo en que subieron primero a la acera para luego impactar contra la barandilla de las escaleras.

El tiempo que duró el trabajo de los efectivos, la cuesta de la bajada de Polio estuvo cortada al tráfico; pero eso no pudo evitar que decenas de vecinos se asomaran a las ventanas y bajaran a la calle para comprobar lo que había sucedido.