Muere Pedro Fuentes, el 'perro callejero'

Durante años en La Porticada, esquina con Ataulfo Argenta (General Mola cuando él estuvo). Luego, en la calle Burgos. Aunque pisó otros escenarios esos fueron los más suyos. Con su guitarra inseparable y, muchas veces, con un perro que parecía que le escuchaba. «Aún teniendo trabajo, bajaría algunos días a tocar a la calle», comentó en una entrevista reposada hace ya muchos años en El Diario (en 2009). Porque Pedro llevaba a gala ser un cantante de la acera, en la que se ganaba muy dignamente «su jornal». «Preferiría que la gente no me viera como un mendigo», decía. Claro que no. Tocaba las cinco clásicas de Sabina (así las llamaba él), otras de Antonio Vega, de Enrique Urquijo… Y las suyas. En 2011 publicó 'Teina mía', un disco en forma de flamenco fusión con un grupo que tenía que llamarse como se llamó: Perro callejero.

Nunca tuvo reparos en hablar de la calle, de una «generación muy mal informada» con las drogas, de los niños que se sentaban a escuchar su voz y su guitarra… Educado, amable, cariñoso. Pedro forma ya parte de la historia de los personajes que han hecho historia en Santander. Una de esas personas sin las que faltará algo al pasear, al ir de compras, al hacer recados. Faltará la funda de su guitarra sobre el suelo, su ojo guiñado a los amigos que pasaban por delante y su voz. «¿Eres feliz?», le preguntaron al acabar esa entrevista. «Sí. Soy feliz. Es muy difícil ser feliz en todo momento, pero si miro mi vida desde fuera…». Descansa en paz, Pedro. Te has ganado el jornal.