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Marina Fernández Gómez, una de las heridas en el fortísimo accidente de tráfico ocurrido este domingo en la rotonda de Corbán, falleció este lunes en el hospital Valdecilla. La joven, de tan solo 28 años de edad, no pudo superar las graves heridas que ... sufrió cuando el coche en el que viajaba como copiloto (un Renault Megane) fue golpeado de forma violenta por otro vehículo, un Volkswagen Golf, que entró en la rotonda a altísima velocidad y sin respetar el ceda el paso. Los intentos de los médicos de Valdecilla por salvar la vida de Marina Fernández resultaron inútiles a pesar de someterla a una operación de urgencia a última hora del domingo.
La amiga de Marina, Natalia Fernández de la Granja, que conducía el coche, se encuentra en estado crítico en el centro sanitario. La joven, también de 28 años, se debate entre la vida y la muerte después de ser también operada de urgencia. Las próximas horas serán claves para determinar su evolución. El hombre que pilotaba el vehículo que no respetó el ceda el paso de la rotonda, Luis Echevarría García, de 36 años, salió ileso de la colisión. Tras el accidente fue sometido a las pruebas de alcohol y drogas. La primera arrojó un resultado positivo del más del doble de la tasa permitida por la ley (límite fijado en el 0,25 miligramos por litro en aire respirado) y la segunda, negativo. Echevarría García, que compareció ante el titular del juzgado de guardia, el número 5, quedó en libertad provisional con obligación de comparecer los días 1 y 15 de cada mes. Además, le ha sido retirado el carné de conducir. Fuentes judiciales explicaron a este periódico que las medidas acordadas por el juzgado se corresponden con las solicitadas por la Fiscalía, que no solicitó el ingreso en prisión provisional.
La «indignación y el dolor» impidieron articular palabras al entorno más cercano de Marina, una joven psicóloga natural de Torrelavega que tenía dos consultorios, uno en Puente San Miguel, al lado de su familia, y otro en Sarón.
El accidente ocurrió sobre las ocho y cuarto de la tarde del domingo. Marina y Natalia regresaban de Liencres donde habían visitado a una compañera que acababa de ser madre. A esa hora, el coche que conducía Natalia giraba correctamente por la glorieta de Corbán, la que enlaza las carreteras de El Alisal, Liencres y La Albericia. Justo en ese mismo momento, el coche conducido por Luis Echevarría, en el que viajaba junto a su novia, bajaba a toda velocidad por la calle Julio Jaurena, la que une la zona de los centros comerciales de El Alisal con Corbán, y que está limitada a 30 kilómetros a la hora por atravesar una zona escolar (allí está el colegio Verdemar). El Golf de Echevarría accedió a la glorieta sin bajar la velocidad y sin respetar el ceda el paso hasta que chocó contra el coche de Natalia y Marina. La colisión fue brutal, violentísima. El Renault Megane recibió el impacto justo en la puerta del copiloto, donde viajaba Marina, salió despedido unos veinte metros y volcó sobre el asfalto. «Escuché desde el salón el sonido fuerte del motor de un coche. Es algo a lo que estoy acostumbrada porque por aquí bajan muchos como locos», cuenta una de las vecinas del lugar. «Muchas veces te mantiene en tensión porque parece que estás esperando a que llegue abajo y escuchar un choque, porque es que de verdad que son descerebrados». En este caso se escuchó, y muy fuerte. «Resonó en todo el barrio como si fuera una bomba».
La escena fue dantesca. El Renault Megane, con las dos mujeres en su interior, permanecía volcado con un tremendo golpe en su costado derecho. El Golf reflejaba en su morro la violencia del impacto. Las dos mujeres tuvieron que ser rescatadas por los bomberos y trasladadas de urgencia al hospital, mientras el joven fue trasladado por los agentes de la Policía hasta el furgón de atestados.
¿A que velocidad viajaba el coche de Luis Echevarría? El atestado de la Policía Local no lo refleja, aunque la novia, que también viajaba en el vehículo, declaró en el juzgado que rondaría los 140 kilómetros a la hora.
«Cuando se las llevaron ya se presumía que estaban muy mal, porque sólo ver el coche daba pena de cómo había quedado de destrozado», cuenta otro testigo del accidente, uno de muchos que se reunieron en torno al lugar por el estruendo que se escuchó en varios metros a la redonda.
La Policía Local identificó al menos a siete personas que contemplaron toda la secuencia de los hechos para el caso de que el juez requiera su testimonio.
Luis Echevarría, natural de Parbayón (Renedo de Piélagos) pasó la noche en el calabozo de la Policía Nacional. Cuentan quienes presenciaron el suceso que al bajar de su coche quedó sentado en la rotonda, en estado de shock. Que después comenzó a andar en dirección a La Albericia algo desorientado, «donde estaban sus amigos esperándolo», y que fue la Policía Nacional quien le dio el alto para después trasladarlo al calabozo hasta que pasó ayer mismo a disposición judicial pasadas las dos del mediodía.
En el barrio, decenas de vecinos comentaban lo sucedido. Especulaban también con los motivos que llevaron al hombre a conducir a esa velocidad por una carretera limitada a 30 kilómetros por hora.
Y en lo que todos coinciden es en la necesidad de «tomar alguna medida para que no se pueda correr tanto en este sitio porque los accidentes son frecuentes y no podemos estar esperando a que pasen estas cosas porque luego vienen las lamentaciones», explica José Antonio, residente en el barrio.
«Yo vivo a pocos metros de aquí y bajo esta carretera todos los días antes de girar hacia mi casa... y muchas veces paso miedo porque el coche de atrás viene tan pegado que parece que me va a embestir».
De poco sirven los dos semáforos que dividen esa bajada en dos tramos, porque rara vez están en rojo. «Y las barandillas que han instalado hace una semana, que ahora separan la acera de la calzada, dan un poco más de seguridad, pero en el fondo es falsa seguridad porque como baje uno muy rápido, no sirven de nada. Y hay que recordar que esto es un colegio», se reafirmaban las vecinas que hablaban en torno al quiosco del barrio tras lamentar lo sucedido. «Al final la gente tiene miedo porque un día se van a llevar a un niño por delante».
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