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La muralla medieval de Santander abarcaba sólo una pequeña parte de lo que actualmente se considera el centro de la ciudad. De ancho, llegaba desde la plaza del Ayuntamiento a la Porticada. De largo, desde el instituto Santa Clara a la calle Cádiz. Y de los 1,3 kilómetros que medía su perímetro, hoy pueden visitarse apenas 30 metros. La mayoría, en torno a 25, está en el centro arqueológico de la muralla medieval, bajo la plaza Porticada, y el resto está en el recién estrenado edificio municipal de La Paz. Pero, aunque sólo pueden visitarse estos dos segmentos, no son los únicos que se conservan, aunque el resto estén bajo tierra.
Aunque la muralla es la misma, nada tienen que ver las dos visitas disponibles entre ellas. En el centro arqueológico de la muralla medieval, además de conservarse el segmento más largo, la visita cuenta con guías turísticos que hacen un recorrido por la historia de Santander y el modo de vida de sus habitantes durante el siglo XIII. El recorrido también se apoya en elementos audiovisuales y recreaciones y, como en un museo, se exponen objetos de la época. Se localizó en 2006, cuando se reformó la plaza y, en las excavaciones, apareció el fragmento más largo de muralla hasta el momento.
En el edificio municipal de La Paz, al lado del Ayuntamiento, la filosofía es otra. El segmento que se conserva, de apenas tres metros, está en el primer sótano del inmueble –donde se encontró– y, junto a él, un panel muestra un breve resumen sobre el Santander medieval. Este edificio aúna varios servicios municipales y los vecinos, además de acudir a hacer gestiones, pueden visitar este pequeño fragmento de historia. El segmento se localizó cuando se estaban haciendo los trabajos previos a la construcción del edificio, en 2018. A través de sondeos arqueólogicos se confirmó que aún quedaba allí un tramo de la muralla. Durante la fase de ejecución del edificio se realizó un seguimiento arqueológico de las obras que incluyó las tareas de documentación de este segmento, su desmontaje durante la excavación y su remontaje.
Entrada libre. El segmento localizado en el edificio municipal de La Paz se detectó cuando se hacían los trabajos previos para levantar el inmueble. A través de sondeos arqueológicos, se confirmó su existencia y ahora, con el edificio recién estrenado, se puede visitar. Está localizado en el primer sótano, un pequeño fragmento de tres metros de largo. La entrada es libre, ya que en este edificio se localizan varios servicios municipales a los que tienen acceso todos los santanderinos y donde también está el segmento con carteles informativos.
La muralla fue expandiéndose y transformándose desde el siglo XIII al XVIII y fue entonces cuando se demolió gran parte de ella, aunque se mantuvieron sus cimientos. Pero el envite del incendio de 1941 acabó por destruir lo que quedaba: «Arrasó la zona vieja, el centro antiguo de Santander. Después de aquello, se tuvieron que derribar todas las construcciones dañadas y se alisó el terreno. Pero debajo quedan aún restos», afirma el historiador Pedro Sarabia. Bajo el hotel Coliseum se encontró otro segmento. Se localizó cuando se tiró el cine que había allí, del mismo nombre, para levantar el establecimiento hotelero. «Allí abajo apareció y ahí sigue, aunque se volvió a tapar». El experto asegura que, desde esa misma zona, la muralla sigue hacia arriba y «seguro que hay más bajo el Santa Clara. Cualquier obra que se haga en esa zona, aparecerá». También apunta a la calle San José, al entorno de la Porticada y a la zona de la Catedral como áreas donde, bajo tierra, aún deben quedar segmentos de la muralla. «Ahí está y en cualquier momento se puede documentar».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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