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«Divulgar y promocionar el consumo de lácteos, cómo se hace un queso, el esfuerzo que supone, las etapas que hay detrás de su fabricación y sus cuidados...». Bajo esa premisa surgió la idea de Laboratorios Arroyo de abrir un Museo del Queso en Santander. ... Una iniciativa privada con la que la familia del doctor Manuel Arroyo (1922-2010), referente en el sector a nivel internacional, quiere honrar su memoria. La noticia de que la ciudad albergaría un nuevo espacio para poner en valor la cultura láctea la adelantó El Diario Montañés hace casi un año y medio, cuando el grupo empresarial compró un palacete en el número 89 de la Avenida de los Infantes, frente a la iglesia de San Roque y al parque de Los Pinares. La novedad es que el proyecto va tomando forma. Ya hay planos, recreaciones y futuros usos –catas, talleres, cursos y conferencias– sobre la mesa. Habrá dos edificios: el que han comprado, protegido por el Plan Especial de El Sardinero, que albergará el museo. En la misma finca, justo detrás, se levantará otro inmueble amarillo y gris en donde estará el centro de actividades. Si la burocracia lo permite, estará listo en Semana Santa de 2026.
Este proyecto cultural nace de la pasión por el oficio que inculcó a su familia Manuel Arroyo, cuyo sueño era exhibir algún día su colección de objetos relacionados con el mundo del queso. Una colección de más de dos mil piezas etnográficas conservadas en una nave. Hasta el momento, se podían visitar solicitando cita previa. Sin embargo, lo que pretenden con la selección que harán de estas piezas y que se colocarán en el futuro museo es acercar el oficio «a todo el mundo, tengan la edad que tengan», cuenta Ana Arroyo, hija del doctor Arroyo.
Las claves
Espacios La finca permite disponer de un museo de unos 750 metros cuadrados con una zona ajardinada
Ubicación El inmueble principal se encuentra en la Avenida de los Infantes, cerca del parque de Los Pinares
Homenaje El museo exhibirá una selección de la colección de objetos del doctor Manuel Arroyo
Gastronomía La idea es ofrecer también tapas, pinchos y platos en los que el ingrediente principal sea el queso
La finca que compró este grupo empresarial permitirá disponer de un museo de unos 750 metros cuadrados y también levantar otro edificio, además de una zona ajardinada, que para la familia Arroyo era «crucial». En el inmueble principal estará el museo cuyo eje es la zona de exposiciones. «Habrá permanentes y también itinerantes. Creemos que es importante que el contenido vaya variando para atraer a más público». También habrá un espacio audiovisual, con películas y actividades de realidad virtual, una biblioteca y un lugar dedicado a impartir conferencias. «Tendrá tres plantas y un ascensor que las conectará».
Justo detrás de este edificio principal se encontrará el centro de actividades. Allí se realizarán catas y degustaciones de quesos, se ofrecerán pinchos, tapeo y platos calientes en los que el ingrediente principal será el queso. Habrá una tienda, también se desarrollarán cursos de quesería y productos lácteos y habilitarán un espacio dedicado a la divulgación a través de la lectura de revistas, libros y tesis doctorales.
Por último, la familia Arroyo también quiere reservar un sitio para los queseros, un lugar en el que puedan promocionar sus productos ya sean academias gastronómicas, cofradías del queso o asociaciones.
La idea de la familia Arroyo es apostar por el dinamismo y quieren desarrollar una conferencia mensual, con entrada gratuita, sobre el marketing en el sector, calidad, seguridad alimentaria, tecnología y salud relacionada con los productos lácteos y nutrición. «No concebíamos realizar este proyecto solo como museo. Por eso surgió la idea de tener un centro de actividades que creemos que es lo que puede potenciarnos más y así tener actividad permanente. También queremos promocionar un concurso anual sobre fotografía y cortometraje, cuya temática sea el sector del queso en España», explican.
Aunque son conscientes de que aún quedan casi dos años para que el sueño del doctor Arroyo se haga realidad –si el aspecto burocrático sigue su curso–, sí que han realizado un estudio de mercado para conocer sus posibilidades. «Santander busca ahora mismo un tipo de turismo cultural, un turismo que visite la ciudad por su oferta. Lo estamos viendo con el Centro Botín, la reapertura del Museo de Arte de Santander o el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Mupac), que también abrirá próximamente».
Teniendo en cuenta este factor, y el indudable crecimiento del turismo que vive Cantabria en los últimos años, calculan que podrían tener 125.000 visitantes al año. «El centro de actividades va a estar siempre abierto y va a dinamizar mucho nuestra actividad», sostienen.
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