El Ayuntamiento estudia trasladar el grupo escultórico a un lugar más vigilado | El monumento es obra del escultor José Quintana, instalado en El Sardinero en 1908 en honor al naturalista, hijo ilustre de la ciudad
El monumento a Augusto González de Linares, frente al antiguo hotel Rhin, ha sido destrozado de nuevo. A golpes han roto los dedos y arrancado la nariz a la figura femenina del monumento, que fue restaurado hace un año. Ahora ha perdido el dedo índice de la mano derecha, que hace años sujetaba una corona de laurel en bronce, en honor al investigador. La corona desapareció en una anterior incursión vandálica.
A la vista de que el monumento es objetivo recurrente de los gamberros, que optan por dañar el patrimonio, el Ayuntamiento ha decidido buscarle una nueva ubicación, más a la vista de los transeúntes y mejor iluminada. Y ese nueva ubicación podría ser la plaza de Italia, un espacio por el que transitan cientos de personas cada día camino del Casino. No hay certeza de cuándo fue dañado el monumento pero los golpes debieron ser fuertes para arrancar la nariz a la figura femenina y el dedo índice de la mano derecha. La izquierda también ha sido golpeada y dañada.
El grupo escultórico en honor al naturalista Augusto González de Linares es obra del artista José Quintana y fue inaugurado el 14 de agosto de 1908. Fue una iniciativa del periódico ‘El Cantábrico’, para honrar la memoria del sabio, declarado Hijo Ilustre de Santander en el momento de su fallecimiento, acaecido en el año 1904.
El monumento es típico de la época. Una mujer representa a la Fama y sostiene una corona de laurel que ofrece al sabio, representado en un busto en bronce que reposa sobre un pulpo. La mano izquierda de la Fama sujeta un escudo de la ciudad. El grupo escultórico está realizado en piedra caliza, mármol y bronce y tiene una altura aproximada de 2,5 metros.
A lo largo de la historia, el monumento ha sufrido varias mutilaciones de la mano derecha, que se eleva hacia el busto. Le fue arrancada la corona de laurel, destrozados los dedos y hasta arrancada la mano. Y así permaneció (manca ) en los años en que el monumento estuvo en la Alameda Segunda. Porque ha tenido varias ubicaciones. Fue situado en la plaza delante del Casino, que fue denominada de González de Linares en el año 1904, en honor al sabio. Y allí se instaló el monumento. La plaza paso a ser denominada de Italia con la entrada de las tropas franquistas en 1938. Ya el monumento no estaba allí, porque en el año 1917 había sido trasladado a los Jardines de Piquío, de donde fue desmontado al final de la Guerra Civil. El busto fue a parar al Acuario de El Sardinero y el pedestal quedó almacenado hasta que en los años sesenta del XX se instaló (sin busto de Linares, sin la mano y antebrazo de la Fama) en la Alameda.
Vuelta a El Sardinero
Volvió a El Sardinero en los ochenta, tras ser restaurado por el escultor Eduardo Anievas y repuestas las partes desaparecidas. Fue instalado delante de la playa de La Concha, cerca del solar donde estuvo la primitiva capilla de San Roque. El monumento no pudo volver a su emplazamiento original en la primitiva plaza de Augusto González de Linares (hoy de Italia), porque estaba ocupado por el monumento a las legiones fascistas italianas que ocuparon Santander. Este monumento fue retirado en enero pasado.
En julio del año pasado, al grupo escultórico se le realizaron labores de limpieza general y restauración de un dedo de la Fama. Los realizó la empresa Grap S.L., por un importe de 3.077 euros. En el año 2010 fue sometido a reparación de la mano de la alegoría femenina.
No es el único monumento de la ciudad objeto del vandalismo. A la reproducción a escala de la Catedral de Oviedo, le ha sido arrancada la cruz que corona la torre. Y en 2015, el monumento levantado en recuerdo de la cuarta expedición del navegante Vital Alsar, en Puertochico, fue mutilado. Le arrancaron la rosa de los vientos que corona la obra, realizada en 1978 por Manuel Pereda de la Reguera. La rosa fue repuesta en julio de 2017, con una nueva realizada por los operarios de los Talleres municipales.
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