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En nombre de Jamal

Olga Agüero

Santander

Viernes, 26 de octubre 2018, 07:51

Cuando unos yihadistas atentaron contra la revista satírica Charlie Hebdo enarbolamos pancartas para defender la libertad de expresión. Salimos a las plazas, hubo una colosal manifestación en París.

Ahora descuartizan vivo a un periodista en la embajada saudí de Turquía y estamos prácticamente ... mudos. Empezando por nosotros, sus compañeros de oficio. Al parecer, como no era ni francés ni europeo tampoco era uno de los nuestros. A Jamal Kashoggi, además, no le asesinó el terrorismo yihadista sino el terrorismo de Estado –del suyo propio– que probablemente es, incluso, más espeluznante. Estas circunstancias no nos hubiesen excusado de organizar un sonado duelo si lo hubiese descuartizado Nicolás Maduro. Esta vez no hay ejército de lápices libres frente al fanatismo saudí, solidaridad también ausente con Anna Politkóvskaya. Este asesinato macabro, descomunalmente infame y cruel, no clama justicia desde las instituciones ni redacciones españolas. Apenas hemos farfullado unas temblorosas condolencias. Mientras Europa pide un embargo de armas a Arabia, Pedro Sánchez justifica seguir vendiéndoselas al verdugo del periodista «para defender los intereses de España», que son los intereses de los trabajadores de Navantia, que coinciden con los intereses electorales del PSOE andaluz. Venderles cinco fragatas, al parecer, justifica que permanezcamos impasibles ante su atroz vulneración de los derechos humanos y sus crímenes de guerra en Yemen, perpetrados con nuestras bombas. Parte de ellas –advierte la ONU– acaban en manos yihadistas.

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