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«No le vi, noté el impacto y frené. Iba en tercera, circulaba a unos 50 o 60 kilómetros por hora», ha afirmado esta mañana el acusado de darse a la fuga tras atropellar a un joven que permanece en coma «profundo» desde agosto de ... 2016, momento en el que ocurrieron los hechos en El Sardinero, en Santander, por los que la Fiscalía le pide dos años de cárcel y, la acusación particular, cinco. En concepto de responsabilidad civil la familia de la víctima no pide nada al haber sido indemnizados por la aseguradora del vehículo en 2,8 millones de euros.
El acusado, que ha declarado hoy en la Audiencia Provincial una vez que se ha formado el jurado popular, ha señalado que no socorrió al herido porque «estaba en shock, vi a varias personas socorrerlo y no imaginaba el alcance que tuvo el accidente».
Según ha relatado, a eso de las dos de la madrugadas y después de salir de trabajar de un establecimiento hostelero (era camarero) se dirigió con una chica por la Avenida de los Infantes en dirección El Sardinero cuando al girar una curva se percató de una luz de un móvil que pertenecía a uno de los dos peatones implicados.
«Era una zona muy oscura. Los dos iban andando por mi carril (de espaldas) y uno de ellos salió hacia la izquierda, donde estaba la acera mientras que el otro se quedó en la derecha. Al esquivar a este último impacté con el otro en el carril contrario. Frené en seco al notar el golpe. Entonces entré en shock, me puse nervioso, empezó a acercarse gente, reaccioné mal y me fui para casa después de dejar en la suya a la chica que me acompañaba», afirmó el acusado, que en el momento de los hechos tenía 19 años y acumulaba dos multas por alcoholemia. El acusado ha señalado que, cuando le detuvo la Policía Local, al día siguiente, y fue informado de las consecuencias del accidente «no imaginaba el alcance que tuvo el impacto».
Preguntado por el posible consumo de sustancias, a propósito de que en el momento en que fue detenido llevaba hachís encima, ha indicado que no recuerda si esa mañana se había fumado «un porro», pero ha destacado que en el momento del accidente y después de trabajar todo el día «estaba bien».
Sobre la velocidad en el momento del impacto, el implicado calcula que circularía a 50 ó 60 kilómetros por hora -el fiscal cree que iba entre 60 y 90 km/h-. Pero el chico considera «imposible» ir más rápido de lo que dice por el modelo de vehículo, de unos 70/90 caballos de potencia. «Iría en primera marcha o segunda como mucho», ha insistido, para remarcar igualmente que giró la curva «despacio» y después aceleró, aunque no de forma «fuerte».
En cambio, el ministerio fiscal sostiene el acusado circulaba «a velocidad elevada» por El Sardinero cuando giró para tomar la Avenida de los Infantes, por donde caminaban de espaldas los dos chicos que al escuchar el ruido del motor, «trataron de esquivarle» y arrolló a uno de ellos con la parte delantera del vehículo, «lanzándole hacia arriba».
La acusación pública cree que el procesado «no pudo evitar el atropello» tanto porque los peatones invadían la calzada de vehículos de espaldas a su sentido de la marcha como porque el conductor circulada a una velocidad excesiva, a lo que se suma que huyó del lugar sin auxiliar a la víctima, que sufrió un traumatismo craneoencefálico grave y se encuentra «en coma profundo y con pocas esperanzas de salir adelante»
Para el fiscal, los hechos constituyen un delito de lesiones por imprudencia menos grave y otro de omisión del deber de socorro, merecedores de una condena de 4.050 euros por el primero y dos años de prisión por el segundo.
La acusación particular, ejercida por los padres, cree que el procesado pudo «evitar el fatal resultado», ya que «no hizo maniobra correcta para modificar su trayectoria y tampoco frenó para así evitar el atropello sino que, contrariamente, aceleró». Así, además de circular a una velocidad «excesiva, inadecuada y antirreglamentaria», huyó después del lugar.
Por todo ello, este abogado considera los hechos un delito de lesiones por imprudencia grave -no «un mero descuido» o una «mera colisión»- y otro de omisión del deber de socorro agravado, por lo que pide una condena de tres años de prisión por el primero de ellos y dos años más por el segundo.
Esta parte ha informado que los familiares han sido indemnizados por las lesiones «tremendas, catastróficas» que sufrió su hijo que, tras el «brutal atropello», está «muerto en vida». Han recibido 2,8 millones de euros de la aseguradora del vehículo, por lo que no efectúa petición alguna en concepto de responsabilidad civil.
Finalmente, la defensa considera que la culpa del accidente no fue «exclusiva» del conductor y su «desatención» al herido no fue «tan grande» como para que se condene al acusado en el ámbito penal. «Es una tragedia por la desafortunada forma en que cae el peatón al suelo», ha esgrimido.
Además de la insuficiente iluminación y del pavimento mojado, este letrado defiende que su cliente «se encontró inesperadamente con dos peatones sin ninguna prenda reflectante, de espaldas a su vehículo en el propio carril de circulación» y que no pudo esquivar a la víctima.
Y sobre la omisión del deber de socorro, explica que el joven frenó y, al comprobar que se encontraban más personas socorriendo al chico atropellado, «se alejó del lugar por el temor que le produjo la situación, sin que fuera consciente del alcance de la gravedad de las lesiones ocasionadas a la víctima».
Por ello, considera que no ha cometido delito alguno y solicita la absolución en el juicio, que continuará este martes con los testigos y concluirá el viernes con el veredicto.
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