«La nueva sede del TUS no tiene goteras»

El PSOE denunció el lunes que el edificio, recién estrenado, tenía goteras, pero Saiz asegura que el tejado tiene un «buen sistema» para evacuar el agua. «Las tuberías negras que lo recorren extraen todo el agua hacia afuera. Esto es fundamental porque un tejado plano de estas dimensiones no podría resistir una lluvia fuerte de otra forma». Las cocheras son uno de los tres edificios que forman las nuevas instalaciones del TUS, junto a los talleres y las oficinas.

La zona más problemática es la pared que se sitúa al oeste, que es el punto donde azota directamente el viento y por donde entra el agua. «En días con fuerte vendaval y abundante lluvia se pueden producir filtraciones por la parte perforada de la fachada (la reja de ventilación) y resbala por la pared de hormigón hasta el interior». Este agua, afirma Saiz, es una cantidad «muy inferior» a la que transportan los autobuses cuando entran en el aparcamiento y forman un charco debajo de ellos. El arquitecto asegura que esta situación se debe a un «escenario excepcional», con un viento que soplaba a 120 kilómetros por hora y que empujó el agua dentro de las instalaciones.

También señala que la pared oeste es más propensa a sufrir filtraciones por esa misma razón. «Esta circunstancia extraordinaria –la entrada de agua– no es una patología constructiva, es una situación controlada que no se resuelve tapando la fachada. Dificultar la ventilación sería más grave que la entrada de agua». ¿Las cocheras podrían cerrarse por completo? Saiz considera que no. Sin las rejas laterales, las instalaciones acumularían todo el humo que generan los 90 autobuses que se desplazan diariamente por este espacio.

Estas aperturas, además, suponen una medida para evitar problemas en caso de incendio. «Imagínate todo el humo que desprendería un autobús si se quemase;es importante contar con todas las salidas disponibles». Si se cerrase el espacio por completo, habría que colocar extractores por toda la superficie. «Era inviable cerrar completamente la nave porque tendríamos que haber hecho una instalación de ventilación forzada que excedería el uso al que está destinado la cochera: cubrir los autobuses». Si se colocasen extractores, expone el arquitecto, causarían mucho ruido «y molestaría a los empleados».

Estas aperturas laterales no son el único espacio por el que puede entrar agua. La instalación también cuentan con dos amplias entradas que permanecen abiertas durante todo el día para que los autobuses puedan entrar y salir cada vez que tienen que realizar algún recorrido y volver a la sede. Con ellos, apunta Saiz, también entra gran cantidad de agua. «Cuando se aparca un coche en un garaje tras un día de lluvia se forma un charco debajo de él por todo el agua que acumula. En un autobús es mucho más».

Los socialistas también denunciaron el lunes que la temperatura de las cocheras era más baja de lo que debería, extremo que Saiz también relaciona con estas aperturas laterales que impiden la condensación de humos. «Este edificio no se creó para estar cerrado».

Los talleres, los vestuarios y las oficinas, por su parte, no tienen ningún espacio por el que pueda entrar el agua y cuentan con múltiples radiadores para mantener una temperatura apta para trabajar en ellas.