La nueva valla del puerto toma altura

El Puerto está levantando la estructura de protección desde la Estación Marítima al Barrio Pesquero, algo menos de dos kilómetros de longitud, mientras que el Ayuntamiento tendrá que acometer otra parte, la que le corresponde a lo largo del todo el trazado del paseo habilitado en todo el frente de la terminal del ferri, donde Santander ha ganado 5.400 metros cuadrados de espacio que antes era portuario. El municipio aborda estos días la reordenación de todo el área entre la Estación Marítima y el Centro Botín, que estará terminada para el puente de la Constitución. A lo largo de toda esa parte el muro metálico correrá por su cuenta.

Como es conocido, la valla que instala el Puerto le resulta muy agresiva al Consistorio, cuyos responsables intentaron que les permitieran cambiar el formato de reja metálica por otro de cristal, pero la cerca está homologada por Puertos del Estado, la empresa pública que gestiona los puertos españoles, que ha establecido unas características generales de cómo debe ser. Es un modelo que se define como de «difícil escalabilidad» cuyo objetivo es dificultar todo lo posible el salto físico.

Con esta medida, la Autoridad Portuaria persigue librarse de los extranjeros que, en los últimos meses, se habían convertido en un problema por el número en que estaban llegando a la ciudad y por el aumento de intentos para abordar alguno de los barcos de Brittany Ferries con destino al Reino Unido. Según aseguró González hace un mes, alguno de los inmigrantes que pretendía acceder de forma ilegal en el recinto portuario para luego colarse en un ferri ha sido identificado por la Policía hasta 19 veces.

El presidente de la APS calificó esta situación de «insostenible» tanto para el Puerto, como entidad responsable de garantizar la seguridad en su espacio, como para Brittany Ferries, ya que la consignataria es multada cada vez que se localiza un polizón en sus barcos. Esto tampoco conviene a la Autoridad Portuaria, que trabaja para que la compañía bretona se sienta lo mejor tratada posible en Santander, ya que la consignataria enlaza la capital cántabra con puertos británicos seis veces a la semana y esto genera movimiento económico en la ciudad.

La valla que separaba la ciudad del puerto medía hasta ahora unos 3,5 metros y se elevará hasta los cuatro. La que se va a colocar lleva un entramado metálico más apretado, con una inclinación en la parte superior que dificulta su abordaje desde el exterior. La nueva será algo más opaca que la que había, aunque sigue permitiendo la visibilidad en ambas direcciones.

Ésta no es la única medida extra de seguridad que la APS tomará para evitar el asalto de los polizones. Según ha asegurado repetidamente González, también se implementarán nuevas tecnologías que permitan detectar dentro de vehículos a quienes se hayan escondido entre la mercancía, por ejemplo.