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El nuevo depósito de agua de Cueto ya está en servicio. En concreto, desde el pasado 28 de junio, cuando se realizó la conexión a la red municipal. Es decir, hace casi un mes que el parque de La Pereda tiene un nuevo inquilino ... después de que el antiguo depósito que abastecía a la zona se quedara pequeño. Ahora, la nueva estructura y el mazacote de hormigón que se ve en lo alto de la calle Bellavista -cuya construcción data de 1959- convivirán durante los próximos seis meses. Ese es el plazo máximo que se ha marcado el Ayuntamiento de Santander para que compartan espacio. Se trata de un periodo de prueba, un plazo necesario para comprobar la correcta operatividad de la nueva construcción y asegurar que funcionan correctamente «las presiones en la red antes de reemplazar el depósito elevado tal y como está en el proyecto de las obras», según explica el Consistorio. El plan entra así en la segunda fase: el «parón» de medio año para garantizar que las actuaciones funcionan. La primera parte fue la construcción de una obra que estaba prevista para finales de abril y que ha tenido un coste de 298.886 euros.
Además, durante ese plazo, el equipo de gobierno municipal estudiará las diferentes posibilidades de aprovechamiento que ofrece la estructura en desuso. Porque, al menos de momento, no está decidido qué se va a hacer con el depósito elevado. No obstante, en este sentido, el Ayuntamiento no avanzará de manera unilateral, la previsión es celebrar una reunión con la asociación de vecinos para decidir, de forma consensuada, «cuál es la mejor alternativa». Una petición que también hizo el Grupo Municipal Regionalista en la pasada legislatura cuando se anunció la nueva obra. Los regionalistas respaldaron la petición de buscar opciones «dado el valor sentimental que dicha estructura tiene para los vecinos de la zona», afirmaron. El objetivo de la formación era conocer «los motivos por los que la opción de derribo es la que ahora se encuentra sobre la mesa y si es imprescindible echar abajo esta construcción y no mantenerla si su estructura es segura». No obstante, en el hipotético caso de mantener el viejo depósito en pie, debería acometerse una reforma integral del mismo, porque en los últimos años ha sufrido varias reparaciones por pérdidas de agua.
En cuanto a las características del nuevo depósito, que está soterrado, se trata de una estructura de hormigón armado que está dotada de cuatro bombas en paralelo (tres en funcionamiento y una en reserva) capaces de bombear un caudal que sea suficiente para abastecer la demanda actual y futura como consecuencia del crecimiento urbanístico que se ha registrado en la zona en los últimos años. Y ese fue uno de los motivos que empujó al Ayuntamiento a licitar la nueva obra. La demanda de agua del barrio era tan alta que las bombas debían trabajar por encima de sus capacidades para evitar el desabastecimiento vecinal.
Así, la estructura se divide en dos cámaras independientes. La primera mide cinco metros de largo, cuatro de ancho y dos y medio de altura, aloja un grupo de bombeo y la instalación eléctrica correspondiente. La segunda es algo más pequeña, de cinco metros de largo, tres de ancho y dos y medio de alto, que sirve como aljibe para alimentar las bombas.
Este complejo de bombeo sustituirá al que existe en una parcela anexa. La nueva instalación se conecta a las tuberías de la red de abastecimiento existentes a ambos lados de la calle y eleva el agua a la zona de Cueto con una presión suficiente, cosa que no se conseguía antes con el depósito hasta ahora existente.
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