Nuevo paso en la conversión del Banco de España en sede del Reina Sofía

Este expediente de evaluación ambiental se inició hace más de un año con la recepción del documento por el Gobierno, que requirió «subsanaciones al Ayuntamiento en tres ocasiones, con lo que hasta enero de este año no fue remitida la modificación a las entidades consultadas».

Una vez analizadas las consultas a las Administraciones, el informe del Gobierno de Cantabria concluye que «la modificación no debe ser sometida al procedimiento de evaluación ambiental estratégica ordinaria, pero tendrá que incorporar una serie de determinaciones».

Pocas semanas antes de decretarse el estado de alarma, la alcaldesa de Santander aseguró que el proyecto del Reina Sofía «está cada vez más cerca». Gema Igual, al explicar los siguientes pasos, se refirió precisamente a este trámite medioambiental y, en paralelo, a «los pliegos, que ya están en fiscalización, para licitar la redacción del proyecto básico del proyecto de ejecución y de la realización de obras», en sucesivas entregas. A ello, anunció, se destinarán 530.000 euros. Lógicamente estas estimaciones se desvelaron antes de la pandemia. Fuentes municipales consideran que la modificación definitiva esté lista en septiembre y a partir de ahí para 2021 pueda encauzarse la realización de las obras.

El objetivo de la modificación del PGOU alude al nivel de protección del edificio del Banco de España para permitir la implantación de este equipamiento cultural». Entre las determinaciones mencionadas por el informe se recomienda «respetar el esquema tipológico en todo el edificio, manteniendo la percepción espacial del patio de operaciones y la entrada de luz en la planta baja a través de su techo, así como la preservación o reutilización de las basa y capiteles de las columnas que lo configuran».

La segunda consideración refiere que, dado el valor artístico de la vidriera que cubre el techo del patio de operaciones, que contiene un símbolo preconstitucional, «se deberá justificar su sustitución por un forjado convencional en el proyecto».

En tercer lugar señala que las obras admitidas en la crujía occidental, «que permiten la variación de la altura de los forjados y el incremento de su superficie construid», se motivan en los requerimientos técnicos a los que obliga su utilización como soporte de archivos vinculados al Archivo Lafuente».

Uno de los apartados especiales apunta que los proyectos que desarrollen las actuaciones permitidas deben incorporar «un Análisis de Impacto e Integración Paisajística». En este sentido se destaca que el estudio debe profundizar «en la integración dentro del perfil de la ciudad del nuevo elemento que se proyecta sobre la cubierta, incluyendo las posibles instalaciones, y garantizar que no afecta a la visibilidad de la catedral ni compite con sus elementos más característicos y conduce a una mejora del paisaje urbano en el que se inserta».

Asimismo se advierte de que, antes de la concesión de cualquier licencia de obra, se deberá presentar «un estudio que evalúe el impacto que el proyecto pueda tener sobre el patrimonio arqueológico, para tomar medidas preventivas y correctoras de protección». Del edificio, de inspiración neoclásica, se destacan sus fachadas de sillería, la cerrajería de las ventanas y del portón de planta baja, así como la composición del conjunto del patio central. La única alteración tipológica que recomienda incorporar el Plan Director es que la montera actual suba a la cota de cubierta, con lo que se incorpora el espacio central al paisaje interno del edificio.