Los nuevos bajos del Casino ya toman forma

El objetivo es claro: que la parte derecha del Casino –al mirarlo de frente– quede igual que la izquierda, donde se ubican negocios como una farmacia, una entidad bancaria y un restaurante. El avance de las obras, que arrancaron en mayo y cuentan con un presupuesto en torno a los 1,2 millones de euros, ya permite apreciar cómo se recuperan los bajos clásicos, que tradicionalmente sobresalían unos metros respecto a la fachada de la parte superior del edificio porque, sobre ellos, se ubicaba una amplia terraza. Así, tras retirar las 'peceras', también se han derribado parte de los locales existentes porque la cubierta estaba en mal estado y, al quitarla, inevitablemente se ha retirado parte de la terraza superior, ya que hacía las veces de suelo. Así, las intervenciones que se están realizando ahora recuperarán tanto los bajos como la terraza del propio Casino.

La planta baja del edificio tiene unas dimensiones aproximadas de 2.430 metros cuadrados que se dividirán en nuevos locales que se destinarán al alquiler. Aunque la demolición de las 'peceras' es lo más notorio a simple vista, con estas obras también se han eliminado los muros interiores de los bajos para redefinir los espacios y hacerlos más diáfanos. Aún no ha trascendido cuántos locales habrá tras las obras, pero no serán los mismos que había antes de las intervenciones.

Desde que arrancaron las intervenciones, los bajos han despertado mucho interés entre los posibles arrendatarios. El Grupo Sardinero no revela nombres porque aún quedan varios meses de obras, aunque desde un primer momento dejaron claro que no tienen preferencia por un tipo de negocio concreto. Igual que en el margen derecho del Casino se pueden encontrar negocios de todo tipo, puede pasar lo mismo a la izquierda. Además, con la retirada de las terrazas cerradas la plaza aumentará sus dimensiones y recuperará 240 metros cuadrados para uso público.

La mayoría de locales de estos bajos estaban en desuso desde 2015. Los que están en la zona oeste del Casino –donde se interviene– estuvieron dedicados a la hostelería mientras que la parte interior se dedicó fundamentalmente a almacenes. Parte de esos antiguos locales habían realizado las ampliaciones en forma de terrazas cubiertas hace más de 40 años y, poco a poco, se fueron transformando en esos cierres definitivos ya derribados que alteraban la imagen de este edificio protegido. En 2014 dejaron de renovarse los contratos y, de forma paulatina, los locales se fueron vaciando. La mayoría eran restaurantes, como los emblemáticos Lisboa, Erikka, Rocamar o La Góndola. La heladería La Italiana fue la última en irse –en 2021– y aún perduran Mantequerías Cántabras, una sucursal del banco Santander, una farmacia y un restaurante –en la zona izquierda–.