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Las obras previstas para la Biblioteca de Menéndez Pelayo, más que una rehabilitación eran un 'lavado de cara'. Unas intervenciones que no incluían medidas de conservación ni de seguridad para los archivos bibliográficos -valorados en más de 77 millones de euros- de la colección. ... Pero los errores van más allá. El proyecto estaba redactado dando por hecho que la fachada «es de piedra cuando en realidad es de hormigón», apuntan desde Cs. Y esto ha obligado a modificar las intervenciones previstas, pues el tratamiento de un material y del otro son muy distintos. De hecho, actuar sobre el hormigón requiere una serie de procesos -como la fabricación de moldes de los diferentes adornos para asegurar su conservación- que encarecerán notablemente las obras. Tras tres meses de parón, la intención es que la actividad se retome «en la primera quincena de este mes», afirma el concejal de Fomento, César Díaz.
Aunque la redacción del proyecto corrió a cargo del Ayuntamiento, el edil recuerda que las obras de rehabilitación las está ejecutando el Ministerio de Transportes, quienes han dedicado estos tres meses a tramitar el modificado que subsana los errores y que, «según las últimas noticias que tenemos, ya tienen listo para poder reanudar las obras».
Desde la Concejalía de Cultura, el edil Javier Ceruti y la directora general, Eva Guillermina Fernández, recalcan que el primer proyecto «no tenía en cuenta las necesidades de la colección. No se preveía el control de la luz, ni de la humedad, ni de la temperatura. Es decir, no había rastro de la climatización que debía cumplir el edificio para que los archivos bibliográficos se conserven en buenas condiciones». Además, tampoco incluía la colocación de un sistema de seguridad y vigilancia, a pesar de ser uno de los elementos más valiosos del patrimonio de la ciudad.
«Para hacerse una idea de su valor, el Gobierno de España acaba de comprar por 30 millones de euros el Archivo Lafuente y los fondos de esta biblioteca valen, como mínimo, más del doble», explica Ceruti. Con lo de «como mínimo» se refiere a que hay libros dentro de la colección de Menéndez Pelayo que están sin catalogar y que pueden aumentar aún más el valor de la colección. También hay piezas únicas en el mundo que, como añade Fernández, «tienen un precio incalculable».
Entre los ejemplares más valiosos de la colección hay 22 incunables -libros impresos durante los primeros años tras la invención de la imprenta, antes del siglo XVI- y una primera edición de 'Los Caprichos' de Goya.
Cuando se adjudicaron las obras, en otoño del año pasado, el plazo era de 16 meses y el presupuesto de 1,1 millones de euros, precio que se incrementará tras las modificaciones. Aunque el arranque de estas intervenciones ya llevaba años haciéndose de rogar. Se anunciaron en 2018 y el convenio con el Ministerio se demoró durante años, hasta que por fin las licitó en 2020.
Lo que sí llegó a hacerse en 2018 fue trasladar los fondos a la Biblioteca Central, donde esperan desde entonces. En estos años, se ha aprovechado para tratarlos y evitar que sigan deteriorándose. Una operación, con un presupuesto de algo más de 150.000 euros, que incluyó que una empresa especializada se ocupase del traslado, el seguimiento en su sede temporal, el estudio inicial del estado de la colección bibliográfica y documental y que también se ocupará de la devolución de los volúmenes cuando finalicen las obras.
Allí quedaron muebles, obras de arte -esculturas, cuadros, lámparas y bustos- y enseres varios como objetos personales de Menéndez Pelayo y de su familia, que no se trasladaron hasta 2021, cuando la reforma estaba ya a punto de comenzar.
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