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Si se hubieran cumplido los plazos que dio el Gobierno de Cantabria, la terraza-mirador del Palacio de Festivales, una nueva azotea pública desde la que contemplar la ciudad y la bahía, habría estado abierta a los visitantes a lo largo de este mismo ... verano. Pero el cronograma que diseñó el Ejecutivo regional no se ha ajustado a la realidad. De hecho, será hoy cuando el vicepresidente y consejero de Cultura en funciones, Pablo Zuloaga, coloque la primera piedra de la obra en uno de sus últimos actos públicos antes de entregar la cartera. Todo después del enfrentamiento entre el líder socialista, que la pasada semana lamentaba que la actuación estuviera en suspensión como consecuencia de la «ralentización de permisos que impera en Santander», y el Ayuntamiento de la capital. Zuloaga puso como ejemplo del colapso administrativo en el Consistorio el hecho de que las máquinas no hubieran podido empezar a funcionar a principios de año, como estaba previsto. El Ejecutivo autonómico recuerda que no empezaron a funcionar porque Santander aún no había dado el visto bueno, no porque Vicepresidencia no hubiera hecho su parte del trabajo, desde los primeros momentos con la redacción del proyecto, pasando por la presentación de toda la documentación y acabando por la adjudicación de los trabajos a SIEC, la empresa constructora que ganó el concurso público con una inversión de 1,5 millones de euros.
Dos versiones opuestas La ciudad dice que solicitó siete veces documentación adicional por carencias en el expediente inicial, pero Cultura ve mala fe
Según la consejería El Ayuntamiento pidióuna copia del proyectoya entregado. Más tarde exigió un permiso de obra menor y luego rectificó
Desde el Consistorio, el concejal de Urbanismo y Fomento, César Díaz (PP), salió al paso de las «malintencionadas» declaraciones de Zuloaga. Lo hizo cuatro días después de que hablara el vicepresidente y, justamente, para anunciar que la licencia de obra mayor, el último papel que faltaba para poder empezar a trabajar, acababa de ser concedida. Además, Díaz justificó que se trataba de una tramitación «compleja» y defendió que los funcionarios técnicos de Santander trabajan «con toda la agilidad y diligencia posible». Que la licencia haya tardado mucho o poco es algo subjetivo, y también lo es si desde el Ayuntamiento se han puesto más trabas de las habituales a la tramitación, como entienden desde el Gobierno. Pero lo que es objetivo es que desde que la Consejería de Cultura presentó la solicitud el 9 de noviembre de 2021 hasta la concesión este mismo lunes -aunque el concejal de Urbanismo de la ciudad lo anunció el domingo, se notificó oficialmente un día después- han pasado 20 meses.
Más de un año y medio en el que el Ayuntamiento de Santander ha solicitado hasta en siete ocasiones documentación adicional a la presentada cuando Cultura reclamó el permiso. Primero la concreción urbanística, después copias del proyecto, más tarde el plan de evacuación en caso de incendios y emergencias, seguidamente los planos de ventilación... Según el Consistorio, para realizar subsanaciones sobre un expediente inicial que presentaba muchas carencias. Según la Consejería, con una intencionalidad clara de poner palos en las ruedas del proyecto.
En este sentido, Vicepresidencia pone como ejemplo lo que ocurrió con una licencia adicional de obra menor para la instalación de una grúa torre. La pidió el pasado 9 de mayo y diez días después, tras una conversación telefónica con un técnico municipal, cambió de opinión y apuntó que esa licencia adicional ya no era necesaria. Esos mismos días, concretamente el 12 de mayo, Santander requirió una nueva copia del proyecto de ejecución -ya se había registrado en octubre del año anterior-, Cultura la entregó por segunda vez el 16 de mayo y el día 15 de este mes el Ayuntamiento pidió que se facilitara un comprobante del último registro, porque no le constaba en el dosier.
En cualquier caso, todos los trámites ya han llegado a su fin. Incluso la Consejería de Cultura convocó ya ayer a los intervinientes para la firma del acta de replanteo positiva, que fija la fecha a partir de la que comienza a contar el plazo de ejecución de los trabajos, que es de un año. De esta forma el Gobierno esquiva el riesgo serio de tener que indemnizar a la constructora, ya que existía una cláusula por la que SIEC podía rescindir el contrato -con una compensación incluida- por retraso en el inicio de la obra.
La intervención para poner en funcionamiento la terraza-mirador del Palacio de Festivales será la primera fase de las dos que contempla el proyecto de ejecución diseñado por los arquitectos Eduardo Fernández-Abascal, Floren Muruzábal y Gabriel Fernández-Abascal. La nueva azotea se ubicará sobre el gran trapecio de cristal tras el que se encuentra el escenario de la sala Argenta, donde hoy se ubica una cubierta pero que las obras convertirán en transitable y también en un espacio multifuncional. Dará lugar a un espacio en el que, además de divisar las vistas, también se desarrollarán actividades. Seis meses después comenzará la segunda fase, que consistirá en complementar la terraza con el acceso a las dos torres que coronan el edificio y desde las que la visión será de 360 grados.
Esta obra está dentro del plan de modernización del Palacio de Festivales, que contempla inversiones por valor de unos dos millones de euros, ya se han ejecutado varias de las actuaciones previstas, como la urbanización del entorno próximo que permite conectar el edificio con las Naves de Gamazo.
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