El presupuesto está cifrado en cinco millones de euros y el plazo de ejecución se eleva a 18 meses, por lo que, si las fases se cumplen, el MAS podrá volver a abrir sus puertas al público a finales del 2022. En el camino se han sucedido informes, investigaciones, reclamaciones y litigios, aunque nunca ha llegado a conocerse el origen del siniestro que además de afectar a la mayor parte de espacios y plantas del inmueble afectó a varias obras y piezas, y destruyó la biblioteca del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria.
El centro permanece cerrado (nunca se ha permitido el acceso a los medios) desde que se produjo el incendio en noviembre de 2017. Los fondos, más de tres mil obras, se depositaron en la sede de la Fundación Caja Cantabria la primavera de 2018. Desde entonces se han sucedido producciones y muestras conjuntas entre el MAS y la entidad que custodia la colección del museo hasta su apertura.
Se abordarán labores de limpieza de la piedra y ornamentos exteriores y se sanearán sus defectos
El proyecto para la rehabilitación integral del MAS recuperará así un edificio que forma parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad. Y las obras podrían llegar a coincidir o ser paralelas a las de la rehabilitación anexa de la Biblioteca de Menéndez Pelayo. Actualmente, desde Fomento y Cultura se están tramitando diversos expedientes para adjudicar la dirección de obra, ejecución y dirección de seguridad, más el traslado del mobiliario pendiente y su custodia durante el tiempo que se prolonguen las obras en el edificio del polígrafo santanderino.
Espacios e inversión
Tras la licitación, se acometerá el proyecto del MAS, presentado en septiembre del pasado año, que se fundamenta en el concepto fundacional que concibió y diseñó Leonardo Rucabado hace prácticamente un siglo.
La intervención sobre más de 2.100 metros cuadrados generará catorce salas expositivas distribuidas entre la planta baja y las otras tres ya existentes. Las cifras del presupuesto suponen 5.021.863 euros, de los que 1.250.000 los aporta el seguro del edificio y el resto el Ayuntamiento. Y desde el verano, 18 meses de obras de reforma que se definen más como «una conservación activa» que recobra elementos y recupera espacios y posibilidades, tapadas por las sucesivas intervenciones en el edificio, que como una reforma integral como tal.
Las líneas clave de la rehabilitación revelaron las urgencias del edificio siniestrado de tal modo que, al margen de la rehabilitación interior, serán necesarias obras para reformar la cimentación dañada en algunas zonas y el tratamiento de las fachadas debido a la «enfermedad de la piedra».
El proyecto, redactado por el Servicio de Arquitectura del Ayuntamiento de Santander -con el arquitecto Ramiro Amorrortu al frente y con la colaboración de la arquitecta Emma Báscones y la asistencia técnica externa del estudio Velarde Desarrollo de Proyectos-, contemplaba una superficie construida de 2.156 metros cuadrados distribuida en planta baja (568 m2), primera (566 m2), segunda (488 m2) y tercera (532 m2).
Entre los objetivos se hace hincapié en la necesidad de «optimizar la superficie y de ganar polivalencia, dando cumplimiento a la normativa y consiguiendo al tiempo el mayor espacio expositivo posible».
Además de las salas, la intervención abarcará una terraza de 24 metros cuadrados en la última planta (de cara al jardín de la Biblioteca), que podría llegar a ser espacio público. Las ventanas, que estaban tapiadas, puesto que el edificio fue concebido como biblioteca, se recuperan gracias a la instalación de tabiques móviles que ofrecerán una mayor versatilidad a las salas. Además, se procederá a la renovación de todas las instalaciones, desde las eléctricas a las de fontanería, pasando por ventilación, seguridad, etcétera. En principio no se destina espacio alguno para biblioteca del centro. La anterior quedó arrasada durante el siniestro.
Las fachadas sufren la 'enfermedad de la piedra', por lo que se tratarán para recuperar su esplendor original, dado que con esta actuación se pretende consolidar el inmueble para muchos años frente a esas reformas puntuales que ha sufrido y que han llegado a «distorsionar su esencia».
Vigas y forjados
Asimismo, se reforzarán los pilares, vigas y algunos forjados; se dotará al edificio de eficiencia energética y se solucionarán los problemas de accesibilidad, precisamente obras que se estaban acometiendo, desde 2016, cuando se originó el incendio.
En la planta baja se ubicarán dos salas de exposiciones, además del vestíbulo, distribuidor, información, control, almacén, escaleras y núcleo del ascensor. La primera planta albergará cuatro salas de exposiciones, un almacén, el recibidor y aseos; la segunda otras cuatro salas, almacén, aseos y cuarto de limpieza; y la tercera otras cuatro salas y una zona para el personal.
La transformación del MAS continuará en el futuro en una segunda fase, con las obras de ampliación del museo, que sumará espacio de la antigua biblioteca municipal y del edificio que ocupaba Gráficas Martínez.
Aunque la remodelación puede calificarse de total, la intención es que estéticamente se aprecie lo menos posible para preservar su imagen. Por eso, se dotará al edificio de una estructura exactamente igual a la existente «pero eliminando las enfermedades y patologías de los materiales».
Cimentación
Para garantizar su durabilidad se va a intervenir también en la cimentación mediante la ejecución de micropilotes que adaptarán el inmueble a las necesidades actuales «desde el más escrupuloso respeto a los valores del edificio».
Junto con la reparación y refuerzo de la estructura original en pilares, vigas y losas, se sanearán los defectos de la fachada con el tratamiento de la piedra enferma. En estos meses previos a lo que parece un proyecto definitivamente encauzado se ha subrayado la necesidad de «prestar especial atención para conseguir un edificio eficiente desde el punto de vista de la demanda energética».
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