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El convenio de integración ferroviaria que se consensuó en 2018 tenía tres firmas: la de Adif, la del Gobierno regional y la del Ayuntamiento de Santander. Por eso, el proyecto no seguirá avanzando si no hay acuerdo entre todas las partes involucradas. Y aunque ... el terreno es propiedad de Adif, este procedimiento incluye la liberación de parte del terreno -en torno a 80.000 metros cuadrados- que pasará a formar parte de la ciudad, por lo que la empresa pública considera imprescindible actuar en conjunto y no ir por libre.
Eso deja en el aire una cuestión: ¿Puede demorarse la puesta en marcha del proyecto sin fecha límite? Aunque desde Adif no dan un 'sí' rotundo, apuntan a que, mientras los involucrados no den el visto bueno al proyecto básico -el que existe actualmente- seguirán sucediéndose las comisiones de seguimiento para negociar el asunto. De todos modos, la puesta en marcha va para largo porque, tras aprobar ese primer proyecto -cuando se logre-, será el momento de redactar el definitivo, que incluirá las actuaciones más concretas a desarrollar tanto en el terreno ferroviario como en el área que se libere para la ciudad. Después, tendrá que salir a licitación y adjudicarse para que, por fin, las obras puedan empezar.
No parece fácil alcanzar un consenso. Tras el último encuentro entre todas las Administraciones, Adif presentó una serie de mejoras del proyecto -como la rebaja de tres metros en la altura de una parte de la losa, la que da para la calle Castilla- y el Gobierno regional y parte del Ayuntamiento (el PP) dieron su visto bueno. Sin embargo, surgió una discrepancia en torno al concurso de ideas que plantea Ciudadanos. La intención de los naranjas, desde que formaron gobierno con el PP en el Ayuntamiento de Santander, es rehacer el proyecto desde cero, ya que no aprueban en absoluto que se cubran las vías actuales.
CONSENSO
MENOS CS
CONDICIÓN
La idea de Cs es que en este concurso tenga cabida cualquier posibilidad, incluso mover la estación a otra zona de la ciudad, como La Marga. Sin embargo, Adif recalcó en ese último encuentro que esa posibilidad está totalmente descartada. En los terrenos ferroviarios se hará lo que la empresa pública determine y el Ayuntamiento, aseguran, tiene poder de decisión únicamente en los terrenos que se liberen. Es decir, en el espacio sobre la losa -en torno a 50.000 metros cuadrados- y en la calle Castilla -más de 30.000 metros cuadrados-.
También se tendrá que acordar con antelación cómo va a urbanizarse ese nuevo espacio que gana la ciudad, ya que las obras avanzarán a la vez. Eso sí, una vez finalicen, este espacio liberado será de responsabilidad municipal y serán ellos quienes tendrán que hacerse cargo de los gastos desencadenados de su mantenimiento.
En el Ayuntamiento, las visiones de los partidos que forman gobierno están enfrentadas. La alcaldesa Gema Igual (PP) apunta que los terrenos son propiedad de Adif y que, por ello, pueden iniciar las intervenciones cuando lo consideren oportuno sin necesidad de pedir ni siquiera licencia de obra -algo que la empresa pública no hará sin consenso, según afirman-.
Mientras tanto, Javier Ceruti (Cs) no está dispuesto a que el proyecto de cubrición de las vías sea el definitivo y en su última reunión con Adif solicitó un documento de condiciones ferroviarias para conocer qué requisitos son inamovibles y deben quedar fuera del diseño del concurso de ideas, aunque en este caso Adif también ha recalcado que sólo podrán actuar en las áreas que se liberen. Pero Ceruti lo tiene claro: «El concurso de ideas no servirá sólo para elegir el color de la losa». Las posiciones de todas las Administraciones son claras y están lejos de coincidir, por lo que todo hace indicar que a la negociación de la integración ferroviaria aún le queda mucho camino por delante.
La disparidad de opiniones también se refleja en la calle. Los vecinos de Castilla-Hermida son los más críticos con el proyecto y temen que la losa sobre las vías los encajone, ya que sólo tiene accesos a la parte superior por la parte de las estaciones y por la zona de la pasarela de la calle Alta. En el resto, supone un muro junto a la calle. Sin embargo, en la zona de la calle Alta tienen otra visión, pues ellos ganarán espacio porque la losa queda a su altura y podrán acceder desde el Parque del Agua. En otras zonas de la ciudad, las posiciones se decantan de un lado u otro y muchos prefieren que la obra empiece ya por el temor a que la espera retrase las obras durante más años, ya que la integración ferroviaria es un asunto que se puso sobre la mesa a principios de los años 2000 y aún se arrastra sin apenas avances.
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