Las obras del Mercado de Puertochico continúan paradas desde el mes de abril

Las últimas idas y venidas han sido este mismo año. En abril, apenas cuatro meses después del que había sido su último arranque, volvieron a paralizarse las intervenciones por el aumento de los costes de los materiales. Las explicaciones las dio la empresa adjudicataria de la obra, Baika Mercados, al Ayuntamiento santanderino. La entidad comunicó que las empresas constructoras incluidas en la nueva fase del proceso de licitación no habían enviado sus presupuestos alegando que no tenían medios para acometer el proyecto con el precio pactado debido a su actividad frenética y al alza de los precios, relató Miriam Díaz, concejala de Turismo, en el pleno celebrado el pasado mes de julio en respuesta a la pregunta lanzada por el grupo regionalista sobre la reanudación de las obras. No obstante, la previsión era que el parón no se prolongara más de un mes. Sin embargo, una vez más, la planificación ha fallado.

Ante la falta de actividad detectada por el Consistorio de la capital, el 10 de junio el equipo municipal remitió una carta a la empresa solicitando explicaciones por el nuevo retraso y con el objetivo de concertar una reunión con los responsables de las actuaciones para concretar el plan. A finales de ese mismo mes, la adjudicataria mandó un escrito con el nuevo cronograma de actuaciones y el «compromiso de reiniciar las obras en septiembre», añadió la edil, y así poder reabrir el nuevo Mercado de Puertochico durante las primeras semanas de 2023 y la zona de hostelería, en verano. No obstante, todavía no ha llegado la fecha de reanudación cuando el mes encara su recta final.

Lo cierto es que los contratiempos relacionados con la remodelación del Mercado de Puertochico -anunciada por primera vez hace siete años- no son nuevos. Se han repetido tanto a lo largo de las diferentes fases del proyecto que los comerciantes están acostumbrados. «Estamos deseando que se retomen», admitía también Rafael Escobedo, portavoz de los comerciantes y pescadero. Al menos perciben que «la intención está» y eso les anima, pero la ver inactividad a la vuelta del periodo estival devuelve la intranquilidad. «El verano ha sido bueno y te olvidas un poco de todo», añadía, pero ahora regresan al bucle del que parece que no consiguen salir.

Estas intervenciones, iniciadas en noviembre del año pasado, están dirigidas a revitalizar el mercado basándose en dos pilares: introducir nuevos usos y mejorar su imagen. Ya el inicio se retrasó durante varios años. Primero por problemas previos como desencuentros entre la empresa adjudicataria del acondicionamiento y la subcontrata que la ejecutaba (ocurrió a finales de 2019) y después por la crisis sanitaria del covid, que obligó a paralizar casi todo. En febrero de 2021 se reanudaron las obras tras el parón. A los pocos meses ya se habían parado de nuevo, hasta que se retomaron en noviembre. Pero en abril, apenas cinco meses después, volvieron a detenerse. Y así están los comerciantes desde 2015, con la sensación de vivir en bucle.