Las obras del Mercado de Puertochico llevan paradas desde antes de Navidad

Lo que está claro es que, de momento, el mercado sigue patas arriba y los comerciantes ya han perdido la esperanza: «Ya lo ves, por aquí no vienen trabajadores desde antes de que empezasen las fiestas de Navidad». Más que enfadados, están resignados, apartados en una parte del edificio que, aunque se planteó como provisional, parece que hace años que se convirtió en definitiva. «Llevamos mucho tiempo así. Ves un trabajador, al día siguiente ninguno... Así es imposible que avancen».

Los comerciantes que siguen en Puertochico están en la parte derecha del mercado, mientras el resto del inmueble está sumido en su eterna reforma. Los puestos que ocupan se construyeron de forma provisional, con la intención de trasladarlos a la zona nueva en cuanto esté lista, área que compartirán con negocios de hostelería. Esa es la primera fase. Después, en una segunda, se ampliará más la hostelería. Uno de los comerciantes, 'harto' de retrasos, ha bajado la persiana hasta nuevo aviso. No ha cerrado, pero sigue con su actividad en otro punto de la ciudad, como explica en un cartel colocado en su llamativa trampilla de color rojo: «Nos hemos trasladado hasta que finalicen las obras [...]. Gracias y disculpen las molestias».

La segunda fase de las obras se centrará en renovar la zona donde están actualmente los puestos de los comerciantes y la intención es ampliar en ella el área de gastronomía. Así, en la parte nueva se ubicarán los puestos de toda la vida, que compartirán espacio con hostelería, y este último tipo de negocio se extenderá al resto del inmueble. El plan del Ayuntamiento era imitar los populares mercados que hay en ciudades como Madrid, que aúnan comercio y hostelería, como el reconocido Mercado de San Miguel. Así, los puestos tradicionales podrán aprovecharse de los clientes que vayan a los locales hosteleros y viceversa: aquellos que vayan a adquirir productos de los mostradores de toda la vida podrán comer y beber algo en la zona de restauración.

Cuando Copsesa tomó el testigo de las obras en enero de 2023, los comerciantes volvieron a animarse y a tener esperanzas de que el fin de las intervenciones estaba cerca. La empresa tiene un largo historial en la ciudad y ha desarrollado muchos proyectos municipales, por lo que los antecedentes, en general, eran positivos. Sin embargo, el paso del tiempo volvió a desinflar sus ilusiones. Se puso una primera fecha para el fin de obra: mayo de 2023. No se cumplió, llegaron las elecciones y quedaron paralizadas a la espera del resultado de las urnas. Igual obtuvo mayoría absoluta, se retomaron las intervenciones y se propusieron más fechas: principios de verano, septiembre, Navidad... Tampoco se han cumplido y los comerciantes no entienden exactamente por qué; cuando hay alguien trabajando en las obras, suele ser una persona. «Así es imposible cumplir plazos», reiteran.