Obras que tardan en parar en Santander

Ruido de camiones, hormigoneras y andamios. La banda sonora escuchada ayer en la capital cántabra, a la altura del Pasaje de Peña, distaba mucho de lo que cabía esperar tras un lunes en que entró en vigor el real decreto para la limitación de las actividades profesionales a las estrictamente esenciales. «No es que incumplamos ninguna norma; de hecho, está permitido continuar aquellos trabajos que resulten estrictamente imprescindibles para garantizar la seguridad de las obras», explicó César Díaz, concejal de Fomento y Vivienda.

Sucede eso en la intervención para la mejora de la movilidad entre la calle Jesús de Monasterio y la calle Alta, con un ascensor que conectará ambas vías para salvar el desnivel. «Las labores tienen que ver con la segunda fase del cascarón de protección del túnel del Pasaje de Peña». «Ahora se requiere la colocación del encofrado y del vertido del hormigón para garantizar la seguridad del túnel ya que los trabajos de excavación y de ferralla han concluido. Si queremos dejar bien aseguradas las obras, tenemos que hacerlo así», explicó. Por eso los operarios continuarán «hasta este viernes». Después, una vez finalizada esta segunda fase, el parón sí se hará efectivo.

En la calle Alta, donde se construyen 66 viviendas de protección oficial, el candado estaba ayer colocado a la entrada del solar que antaño ocupó el edificio de Tabacalera, pero el lunes la actividad era frenética. «Se había puesto todo el encofrado y faltaba hormigonar para asegurar la obra antes de cerrarla. Se completó esa parte y ahora ya está cerrada desde el martes», relató Díaz. En total, el Consistorio santanderino ha paralizado treinta obras municipales, con un importe global de 67 millones.

Más tranquilo se mostró el Santander que vive confinado. Aquel que sale a los balcones para saludar a las cámaras de este periódico en un gesto de liberación, de conexión con el mundo exterior. O el que aprovecha la compra diaria del pan o del periódico para dar ese paseo matutino tan cotizado para estirar las piernas en un día, el de ayer, en el que la primavera regresó a los termómetros.

Los bomberos continuaron el circuito por las calles fumigando con lejía el mobiliario público. Algo de lo que se ocupan en otras partes de la ciudad los operarios municipales, que día tras día desinfectan calles y plazas donde una vez más se dejaron ver los paseantes ocasionales. Los mismos que ayer hicieron apuestas con su quiosquero acerca del día en que llegará el fin de este confinamiento, que muchos ven ya más allá del día 11 previsto.

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