Ocho empresas optan a implantar y controlar la Zona de Bajas Emisiones de Santander

La siguiente fase ya será la definitiva, en la que el Ayuntamiento seleccionará la oferta que más se adapte a sus requisitos para, entonces sí, adjudicar la obra y que la empresa pueda ejecutarla. La alcaldesa, Gema Igual, recalca que los sensores «están ahora en tiempo de calibración», por lo que no da detalles sobre las futuras delimitaciones.

Las dudas sobre la implantación de la ZBE tienen un largo historial en Santander y hace apenas un mes el concejal de Movilidad Sostenible, Agustín Navarro, fue claro respecto a su implantación: «Es obligatoria por ley». Su puesta en marcha cuenta con un presupuesto de 2,3 millones de euros que se financiará con fondos europeos. Este es el precio de licitación, aunque lo más probable es que se adjudique por un coste menor en función de las ofertas. En cuanto a su puesta en marcha, la intención es que, una vez se formalice el contrato, esté en funcionamiento ocho meses después, por lo que no entrará en vigor hasta principios de 2025.

Los sensores que definirán qué calles están más contaminadas y que, por lo tanto, tendrán que cerrarse a los vehículos más antiguos, ya están instalados. De hecho, el suministro, instalación y puesta en marcha de los sensores corrió a cargo de Telefónica, que ahora se presenta –pendiente de resolver el papeleo– para gestionar también la ZBE.

Y en este momento están en periodo de calibración. «Hay un tiempo de calibración durante el que habrá que ver si alguno se mueve y si las mediciones de cada uno hablan el mismo idioma», explica Igual. Una vez que los sensores 'se centren', llegará el momento de marcar los límites de la ZBE. Pero la alcaldesa prefiere no adelantarse a los acontecimientos hasta que conozca, con exactitud, los datos que arrojan estos dispositivos. «Por eso todavía no sabemos si hay que hacer un calmado de tráfico o desviarlo a diferentes horas, pero jamás cortarlo», garantiza.

Como ejemplo, apunta que los datos pueden reflejar que una calle concreta debe limitarse entre las ocho y las diez de la mañana y, durante ese tiempo, dirigir a los vehículos por otro sitio. «Hay gente que piensa que se va a prohibir, pero no». También explica la regidora que habrá presencia policial para diversificar el tráfico cuando sea necesario. Además, asegura que todos los avances se compartirán con los comerciantes: «Lo hablaremos con todos los datos encima de la mesa y nos pondremos en su lugar».

En concreto, los sensores instalados son los siguientes: diez estaciones para medir la calidad del aire; cuarenta sensores de ruido (sonómetros) y 455 de aparcamiento; dieciséis paneles led de mensajería variable y diez más, también led, de aparcamiento. Están continuamente recopilando datos de ocho tipos de contaminantes y parámetros ambientales como temperatura, humedad, presión atmosférica y dirección y velocidad del viento. Y están instalados en diferentes zonas de Marqués de la Hermida, calle Alta, plaza de Numancia, General Dávila, Paseo Pereda, Valdecilla, Guevara, plaza de Las Estaciones, plaza del Ayuntamiento y Hernán Cortés.

Aunque el 'cómo' está por concretar, lo que sí recogen los pliegos es que habrá que instalar una veintena de cámaras para controlar el acceso de vehículos a la ZBE, sean las calles que sean. Estos dispositivos leerán las matrículas de los coches para permitir el paso a aquellos que cumplan con las condiciones medioambientales requeridas. Es decir, podrán pasar aquellos que tengan alguna etiqueta distintiva de la DGT, ya sea con la letra B, la C, ECO o 0. Según la norma general, los vehículos que pueden acceder a las ZBE son los eléctricos, híbridos, coches de diésel a partir del año 2006, coches de gasolina a partir de 2000 y motocicletas a partir de 2004.