Oleada de robos en Cueto

En un comunicado remitido a los medios, la Asociación de Vecinos de Cueto trasladó su preocupación por la situación que atraviesan, al tiempo que pidió a los propios vecinos «tranquilidad» y que denuncien todo lo que vaya sucediendo, «aunque es muy difícil vivir con esa inseguridad en un territorio como el pueblo de Cueto». Sin ir más lejos, este viernes se han producido dos nuevos robos. «Muchas de las viviendas donde están robando son de personas mayores, jubiladas y pensionistas, que viven solas», detalla Santiago Sierra, presidente de la asociación vecinal.

Los robos se han producido por zonas: en la calle Camus, Arriba, Inés Diego del Noval, Arsenio Odriozola... «En horas en las que las viviendas están vacías. Se llevan dinero y alguna de las pocas joyas que hay, ya que en esta zona vive gente humilde», apunta Sierra, quien también comenta que están robando en trasteros. «Ahí buscan otro tipo de objetos, como equipos de música o aparatos electrónicos».

Desde la asociación de vecinos se han dirigido por escrito el pasado sábado, 22 de octubre, a la Delegación del Gobierno en Cantabria, solicitando más vigilancia policial, información y también formación para poder afrontar este problema. De igual forma han solicitado ayuda al Ayuntamiento de Santander que aumenté las rondas de sus patrullas de la policía local, «pero ambas cosas parece que no son suficientes para los dueños de lo ajeno».

De su lado, la Policía Nacional les ha facilitado una serie de folletos informativos con consejos de prevención, que la asociación ha repartido entre los vecinos, y el próximo lunes, 7 de noviembre, a las 19.30 horas, impartirá una conferencia sobre seguridad en la asociación de vecinos de Cueto calle Camus 6.

«Estos robos tienen una gran consecuencia en muchos aspectos para los vecinos de Cueto: seguridad, salud, pero sobre todo rompen la armonía y los hábitos que cada uno tiene, así como aumenta la desconfianza en el otro», analiza el presidente de la asociación vecinal, quien describe Cueto, «pese a la idea que se tenía años atrás, como un sitio tranquilo y un lugar idílico para vivir».

«En situaciones como esta nuevamente tenemos que hablar de esa parte de la ciudad que no se ve, donde nunca sucede nada, donde se puede venir sin problema en busca de refugio para el botellón, a dejar escombros o basuras en cualquier esquina, donde deberían mejorar muchas cosas, comunicaciones, iluminación, ordenación de territorio, atención sanitaria, atención a los mayores, a familias desfavorecidas y por supuesto seguridad», añade Sierra.

El presidente del colectivo vecinal también criticó la «falta de profesionalidad» de las compañías que venden «lo que ellos llaman seguridad». «Están aprovechando la ocasión para vender sus alarmas sin ningún escrúpulo, creando más sensación de inseguridad y miedo, provocando decisiones equivocadas, en cuanto a la protección de nuestras viviendas».