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¿Qué es lo que hace que el MAS sea tan opaco?

No sabemos exactamente lo destruido en el museo... Todo es contradictorio, aproximativo, mendaz. Es hora de tomar cartas en el asunto y dado que el director no suele asumir sus responsabilidades y dar explicaciones a los ciudadanos, sin duda le toca a nuestra alcaldesa ocuparse del MAS con urgencia. Esperamos que cambie completamente el estilo de gestión

Monica Álvarez Careaga

Jueves, 14 de diciembre 2017, 07:34

En los últimos años he escrito tres o cuatro colaboraciones a petición de este periódico sobre el Museo de Bellas Artes de Santander, ahora MAS (Museo de arte moderno y contemporáneo de Santander y Cantabria), y aunque me resulta agotador el tema, porque nunca se toman medidas, porque todo sigue igual (es decir, peor) aquí está otra.

El MAS era ya, en mi opinión, una institución descuidada por sus responsables e ignorada por los artistas y la ciudadanía cuando se prendió fuego durante la reforma en curso para hacer más accesible el edificio.

Como una ironía carente de gracia para los que valoramos el arte y el patrimonio, la intervención sobre la arquitectura de Leonardo Rucabado, muy valiosa en el contexto de una ciudad con larga historia de destrucción patrimonial, ha generado mayores pérdidas de las que ya cabía esperar de la incompetencia y la incuria que la dirección del museo viene exhibiendo.

Siempre que paso por la calle Rubio, no puedo evitar pensar en el nombre tan extraordinario de este museo de ‘arte moderno y contemporáneo’. ¿De qué modernidad estamos hablando? ¿De los siglos XVI, XVII y XVIII? ¿De la primera mitad del siglo XX? Nada sobre estos periodos aparece en su programación. Si consultamos, por ejemplo, la web del museo en 2016 se reseñan dos exposiciones de producción propia: «Epidermis. Isabel Garay y Ángel Izquierdo. Lugares transitados» y otra procedente del Museo Patio Herreriano de Valladolid, «Días de vinilo, una historia del diseño gráfico musical» y tres proyectos más pequeños de artistas jóvenes comisariados por el director, Salvador Carretero, junto a otras personas y sin textos de su autoría.

El MAS es, además, un museo de Santander y Cantabria. Nuevamente no veo nada de eso en su programación. En la última etapa de su actual director, que lleva ejerciendo como tal 27 años, si no me equivoco, las puertas a los comisarios de la región han estado cerradas y nuestros artistas han tenido una presencia rácana, de relleno.

El MAS no ha desarrollado buenas relaciones con nuestros coleccionistas de arte, ni con nuestras instituciones ni con nuestros galeristas ni, por supuesto, con los ciudadanos, que lo desconocen e ignoran. Es un espacio vacío, ensimismado, incomunicado, atrofiado y reducido, con una oferta de actividades mínima en la cantidad e ínfima en la calidad.

Pero volvamos a la actualidad del reciente incendio. No sabemos exactamente lo destruido en el museo, parece ser que «son sólo libros y unos pocos cuadros». Ayer nos dijeron que el MAS estaba preparando una gran biblioteca para investigadores con sus abundantes libros y documentos, hoy parece que el patrimonio documental y bibliográfico, en gran parte obtenido gracias a las donaciones privadas, no vale nada… Ayer nos dijeron que las obras estaban resguardadas en un «lugar secreto», hoy parece que el propio museo tiene un ‘bunquer’, aunque las obras perdidas no estaban en su interior… Todo es contradictorio, aproximativo, mendaz.

Creo que es hora de tomar cartas en el asunto y dado que el director no suele asumir sus responsabilidades y dar explicaciones a los ciudadanos, sin duda le toca a nuestra alcaldesa ocuparse del MAS con urgencia. Esperamos que cambie completamente el estilo de gestión, que ponga transparencia y comunicación en la actual opacidad y, sobre todo, que renueve la dirección y, si es así, que le dote de mayor presupuesto y de personal competente.

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