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Con el viento pegando duro por la mañana, la imagen parecía aún más cruda. El mismo viento que a muchos no les dejó pegar ojo. Movía las vallas del perímetro que instalaron a última hora del lunes y convertía en látigos las cintas que colocó ... la Policía Local. Y con la que llevaban encima los vecinos, o cuesta imaginar lo que pasaba por sus cabezas con cada ruido... Lo comentaban junto a las bocas de los aparcamientos a los que no se puede entrar. Los del derrumbe de Nueva Montaña. Allí, los operarios apilaban puntales metálicos, vigas de hierro y largos listones de madera. Material para apuntalar. Porque en eso estuvieron ayer en la calle Luciano Malumbres. Asegurar, comprobar... Una tarea que se prolongará durante estos días y que servirá de paso previo a un desescombro que, se espera, arranque «en algún momento de la semana que viene». Todo, en mitad de una avalancha de dudas en el barrio y de debates sobre lo ocurrido. También de temores, pese a que los expertos garantizan que las viviendas no corren peligro. «Yo vendo el piso. Aquí no vuelvo. Si a alguien le interesa, que me lo diga», decía una vecina el día después del derrumbe.
Por partes. ¿Que se ha hecho en las últimas horas? De entrada, quitar todos los coches que se pueden sacar. De los garajes uno y dos los retiraron los propios vecinos en compañía de agentes de la Policía Local -porque están cerrados todavía-. De los números tres y cuatro (los afectados por el derrumbe) se encargaron los bomberos, que habían recogido las llaves. Ellos decidieron, por cuestiones de seguridad, cuáles era posible retirar y cuáles se quedaban dentro hasta que empiece el desescombro. En paralelo, a última hora del lunes colocaron la valla de seguridad exterior en toda la zona, y ayer, durante todo el día, lo que se hizo fue apuntalar.
«Hoy estamos con esto y supongo que estaremos lo que queda de semana», comentaba desde una de las bocas uno de los operarios en medio del trajín de mete-saca de materiales. Para poder introducir todo lo que necesitan tuvieron incluso que hacer hueco en la entrada que hay junto al portal 13C. «Dos o tres puntales por metro cuadrado para apear -trasladar el peso al suelo, a lo que está firme, seguro- todo el forjado. Ahora aseguran para, a partir de ahí, poder trabajar». Eso lo explicaba un bombero en un corrillo minutos después de sacar fotos de la zona caída. Su estampa, junto a otros dos especialistas, recorriendo los restos de la antigua pista y del parque infantil fue de las más llamativas de la jornada. Imágenes para los «archivos y los expedientes».
Los vecinos se tropezaron durante todo el día con mucho 'chaleco amarillo'. De Palomera, de Talleres Metálicos Julián, de Gesvicán, de Cosmos... Los que se encargan de llevar el material, los que apuntalan, los que inspeccionan los sistemas de seguridad contra incendios, los que estudian el terreno para los análisis de las causas... Y a todos ellos se sumaban en el ir y venir los propios bomberos, miembros de Protección Civil o de la Policía Local (por la noche cuatro agentes permanecieron en la zona, sobre todo, para evitar que alguien se colara donde no debía). Hasta los periodistas y las cámaras de televisión.
Pero lo de ayer, sobre todo, y más allá de trabajos técnicos, fue la crónica de un día después en la vida del barrio. Las conversaciones en el Lupa que hay allí mismo, en la peluquería o en la terraza del Gran Café de Santander, con vistas al boquete y en el que llevan dos días en los que no se habla de otra cosa. «Mira, yo estaba allí el domingo tomando un vermú y viendo a cien niños jugar en el parque. Parece increíble». De ese tipo de reflexiones, a paladas. Muchas, mientras escuchaban el sonido de un martillo y veían trabajar a los operarios por los huecos que ha dejado el desnivel, convertidos ahora en un laberinto de hierros para sostener lo que queda en pie.
Entre los que iban a trabajar a primera hora, unos aseguraban estar tranquilos en sus casas con la garantía de los técnicos respecto a la seguridad de las viviendas. Pero en Nueva Montaña es indudable que el temor se ha instalado y está a gusto. «Con miedo», respondía un tipo en bata desde la terraza cuando abajo le preguntaban qué tal había pasado la noche. «Yo he visto a más de uno con maletas», contaba una mujer que llamó a su hija para que se quedara a dormir. «Si se cayera algo caemos las dos, pero en fin...». Ella, al menos, decidió quedarse. Otros no. «No estoy psicológicamente preparada para dormir aquí».
A los trabajos de apuntalamiento de los garajes que se desarrollarán esta semana le seguirán de forma inmediata los de la limpieza y desescombro de la zona. Para ello representantes de la Consejería de Obras Públicas se reunirán hoy con varias empresas para recibir sus ofertas. El objetivo es agilizar los trámites a través de una vía de urgencia para «a ser posible, tener una firma adjudicataria para finales de esta semana», confirmó el consejero José Luis Gochicoa. «La empresa que finalmente se ocupe de todo ello decidirá cómo hacerlo, pero la lógica dice que lo mejor será ir sacando el material por las bocas de los garajes. Primero, todos los escombros y, después, los coches que han quedado aplastados», concretó el responsable de la consejería. Deberán redactarse primero los planes de seguridad y salud, obtener los permisos del Ayuntamiento de Santander y los vecinos deberán reclamar formalmente a Gesvicán esta intervención. Son todos meros trámites, pero pueden retrasar algo los trabajos. «Si hay suerte y todo va según lo previsto lo que esperamos es que para finales de la próxima semana podamos estar ya con el desescombro», aclaró Gochicoa.
Esa atmósfera, cargada también de dudas y de incertidumbre, estuvo, sobre todo, presente en el Centro Cívico del barrio, convertido en una especie de cuartel general desde el pasado lunes. «Mira, es que ahora mismo no tenemos más información», repetían una y otra vez tras el mostrador. Al teléfono o a los que directamente se acercaban a preguntar. Y allí contaban historias. Como la de un Porsche que se ha quedado entre los coches que no han podido salir, la de un Policía gritando «fuera, que trisca» mientras retiraban coches o la de los vecinos que bajaron en pijama, asustados por el estruendo y a los que sirvieron todo el café que pudieron para que entrasen en calor. «Mire señora, le va a acompañar un agente y ahí no tiene problema. Está como le han dejado, no se preocupe. Eso sí, si saca el coche no le podrá meter hasta nueva orden», le explicaban a una mujer que quería ver cómo estaba su vehículo, en una de las zonas cerradas, pero no afectadas.
Justo allí se celebró la reunión técnica. En la misma sala en la que en Navidades recogen juguetes para repartir, se sentaron los responsables de Bomberos, Policía Local, Gesvicán, Protección Civil, la Consejería y el Ayuntamiento. Media hora larga de encuentro para repasar lo hecho y fijar la hoja de ruta de lo que toca.
«La idea es seguir en contacto con los vecinos y tratar de cubrir las necesidades de acceso a algún trastero siempre que la seguridad lo permita -algo que se precisó con ellos durante una reunión por la tarde-», contó la alcaldesa, Gema Igual. Al consejero, José Luis Gochicoa, le tocó repasar los aspectos más concretos. «Se está terminando de apuntalar durante hoy y mañana todas las zonas problemáticas cercanas a las zonas derrumbadas para tener una seguridad total de que no va a ir a más lo sucedido», arrancó. «Vamos dando pasos para normalizar en la medida de los posible la situación de los vecinos».
El responsable de Obras Públicas se detuvo especialmente en lo relativo a las causas. Le preguntaron, de hecho, por sus declaraciones del día anterior sobre «una sobrecarga» del terreno sobre la placa como posible factor desencadenante. «El efecto se ve claro, de una placa, una losa, que ha caído sobre una serie de puntales que existen. Eso da que pensar que tiene que ver con la carga, pero no es algo definitivo. Y eso no lo vamos a saber hasta que desescombremos para ver lo que hay debajo. Imaginemos, que no creo que sea el caso, que hay una zona en la que hubiese sucedido algo. O que hubiera algún elemento con una ejecución defectuosa en un momento determinado. Hemos encargado un informe a un ingeniero especialista en estructuras para que, mientras se desarrolle el desescombro, esté personalmente a pie de obra viendo lo que se extrae y lo que pasa. Y para que, al mismo tiempo, esté realizando un recálculo de todo el proyecto con las cargas reales, la situación real, viendo el estado de las armaduras, de los pilares, del hormigón... Que podamos saber de verdad lo que ha pasado en el menor tiempo posible. En todo caso, antes de varias semanas va a ser difícil que tengamos el resultado de ese informe», explicó.
Hizo un repaso minucioso. Respecto a la seguridad en los edificios relató que hasta doce técnicos ratificaron que todo era correcto tras una serie de inspecciones y que tres de ellos se ocuparon de firmar un documento en el que certifican que no hay riesgo. También que «por parte de los bomberos se fueron visitando algunas de las viviendas» y que, en todo caso, los que tengan desperfectos podrán comunicarlo y resolver sus dudas con una aparejadora de Gesvicán, que estará los miércoles y los jueves de cuatro a seis en el Centro Cívico para facilitar a los vecinos cualquier aclaración. No pudo aclarar el número exacto de coches que permanecen sepultados (entre ochenta y cien, estiman) y sí que 98 fueron retirados de la zona más dañada.
«A partir del viernes, con las tareas de apeos y seguridad ya realizadas, habrá un vigilante de seguridad que estará contratado por Gesvicán para hacer seguimiento tanto de los garajes cedidos por El Corte Inglés para que los vecinos afectados puedan aparcar como de esta urbanización», prosiguió el consejero, que explicó también que se ha ejecutado una «pequeña obrita perimetral en el garaje en previsión de que pueda llover, para que la recogida de aguas se canalice al sistema de bombeo que ya existe y que, incluso, se reforzará con alguna bomba más que pueda estar trabajando por si hiciera falta».
¿Y cuándo comenzará exactamente el desescombro? Esa es una de las cuestiones que tratan ahora de agilizarse. No será inmediato. Primero hay que terminar de apuntalar (eso se prolongará hasta el viernes). Y luego, mucho papeleo. «Esperemos que desescombrar pueda ser en algún momento de la próxima semana. No me atrevo a decir que sea el lunes porque los pasos que hay que dar son bastante importantes. Al tratarse de una sociedad pública se requiere informe de Hacienda, un plan de seguridad para la obra, la valoración económica de los trabajos a realizar o un consejo extraordinario de Gesvicán para aprobar la declaración de emergencia...». Trámites por los que, por la tarde, a los vecinos pidió «paciencia».
Como dicen por el barrio «esto va para largo».
1. ¿A quién deben reclamar los daños los afectados?
El Gobierno de Cantabria informa de que nadie debe emprender reclamaciones particulares a representantes de Gesvicán o al mismo Ejecutivo cántabro. Explica la Consejería de Obras Públicas que cada vecino debe comunicar lo acontecido a su seguro y será este el que a su vez le exija responsabilidades a la empresa pública que ha sido la promotora de la obra.
2. ¿Dónde pueden resolverse las dudas?
En el Centro Cívico, una aparejadora de Gesvicán va a estar disponible los miércoles y jueves de cuatro a seis.
3. ¿Qué coches se han retirado hasta el momento?
3Todos los que se podía en condiciones de seguridad. Los bomberos –ellos directamente o bajo su supervisión– retiraron 98 de los aparcamientos directamente afectados. Del parking uno y dos (los no afectados directamente) los han ido retirando los vecinos en compañía de agentes de la Policía Local. Antes de que finalice el apuntalamiento no se espera que se puedan retirar más vehículos.
4. ¿Cuántos vehículos se han visto afectados?
Manejan la cifra de entre ochenta y cien, pero no disponen del dato exacto. No lo sabrán hasta que no finalice el desescombro. En todo caso, ayer tenían previsto repartir un mapa de plazas para que, a través de las matrículas que faciliten los vecinos, hacer un cálculo más concreto. Saber los que hay en base a los que faltan.
5. ¿Está garantizada la seguridad en las viviendas?
El Gobierno y el Ayuntamiento afirman que sí. Doce técnicos (ingenieros y arquitectos) inspeccionaron la zona el lunes y su conclusión fue unánime. «Tres de ellos, los tres más responsables en la materia, dejaron por escrito que no hay ningún tipo de riesgo asociado a las viviendas».
6. ¿Cómo se van a investigar las causas?
El Gobierno ha encargado un informe a un ingeniero especialista en estructuras. «Mientras se desarrolle el desescombro, estará personalmente a pie de obra viendo lo que se extrae y lo que pasa y, al mismo tiempo, estará realizando un recálculo de todo el proyecto con las cargas reales, la situación real, viendo el estado de las armaduras, de los pilares, del hormigón... Para que podamos saber de verdad lo que ha pasado en el menor tiempo posible. En todo caso, antes de varias semanas va a ser difícil que tengamos el resultado de ese informe», según dijo Gochicoa.
7. ¿Cuándo va a empezar el desescombro?
Primero hay que terminar de apuntalar y garantizar la seguridad de las zonas afectadas. En paralelo, deben completarse una serie de trámites administrativos. «Esperemos que se pueda empezar a desescombrar en algún momento de la próxima semana».
8. ¿Habrá vigilancia en las zonas afectadas?
La Policía Local ha estado presente hasta ahora y Gesvicán va a contratar vigilancia privada para la zona de aparcamientos cedidos por El Corte Inglés y las zonas afectadas. Además, se ha colocado una valla.
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