«Es todo un orgullo ser el pregonero de la Semana Santa de Santander»

Nada en la voz y el ánimo haría pensar que Rogelio Gómez (1946), 'Trifón', propietario del popular bar sevillano 'La Flor de Toranzo', pasó el martes pasado por el quirófano para «un ajustillo» en el corazón. Con un tono cargado de ilusión, reconoce a El Diario Montañés el «orgullo que siento porque las cofradías me hayan encargado el pregón de la Semana Santa de Santander».

Gómez llegó a casa el miércoles, una vez le dieron el alta. Allí le estaba esperando su hija María, que ahora regenta 'La Flor de Toranzo': «Fue ella quien me dio la fantástica noticia y me llevé una alegría impresionante. No se me ocurre mejor manera de recuperarme tras la operación».

Este sevillano, hijo de jándalo, que llegó a la ciudad hispalense en 1929, no es de perder el tiempo. A la vida le faltan horas para este empresario. Así, en estos dos últimos días «me puse a ello y ya tengo un boceto sobre lo que versará mi pregón», aclaró.

Desde el jueves «tengo a la Virgen en mi mente. Yo siento debilidad por la del Carmen de San Martín de Toranzo, de donde es mi familia. La imagen la trajo mi padre de Sevilla, después de que la talla fuera quemada. Es muy importante para mi y hablaré de ella».

También habla con satisfacción de su «doble nacionalidad. Cuando estoy en Cantabria, soy un sevillano en La Montaña, y al revés».

Reconoce que es «un nombre con muchísima suerte, porque no hay nada más bonito que te reconozcan en tu propia tierra. Además de obtener la medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, siendo muy joven, tengo la placa al Mérito Turístico de Cantabria, la medalla de oro y brillantes del Racing, y soy embajador de la anchoa en Sevilla y miembro de la Cofradía del Hojaldre. Me siento muy querido, que es lo que es de verdad importante».

Lleva doce años jubilado, «pero ahora tengo verdaderos problemas, ¡ya que todos los días me llaman para algo! No paro», afirmó.

Pero con lo que está «soñando es con oír un campano y ver el verde de mi tierra cántabra. Desde que no trabajo, medio año desde que termina la Feria de Abril a septiembre, lo paso, con mi mujer, Blanca, en San Martín de Toranzo, donde tenemos una casa».

Reconoce que «no soy cocinitas, pero es que tengo una mujer que cocina de maravilla. Es algo increíble. Y cuando estamos en el norte prepara todos esos platos de cuchara que tanto me gustan».

También disfrutan «yendo a la carnicería de Ontaneda, que es una maravilla. Me da pena cuando me enseña a las vacas que va a matar para conseguir esa carne que no se encuentra igual en otro lugar. Soy feliz cuando estoy en Cantabria», finaliza este sevillano, orgulloso de ser también cántabro.

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