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El Ministerio de Fomento estudia la cesión al Ayuntamiento de Santander del conocido palacete Cortiguera, ubicado en la Cuesta de las Cadenas (Plaza de Cañadío), cerrado hace 25 años y que el Ayuntamiento reclama al Estado desde hace siete. El edificio sería destinado a actividades ... sociales y culturales municipales después de la rehabilitación a que debe ser sometido, puesto que parte de sus instalaciones están deterioradas aunque los materiales de gran calidad con que fue construido en el año 1888 por el arquitecto Atilano Rodríguez han permitido que las habitaciones superiores se encuentren en bastante buen estado. El gran mirador de la fachada fue sustituido por uno idéntico al original en noviembre del año 2011 con una inversión del Estado de 120.000 euros, lo que permitió que el deterioro del edificio no siguiera avanzando.
El inmueble tiene una superficie construida aproximada de 637 metros cuadrados. El solar sobre la que está construida el palacete es de una extensión aproximada de 527 metros cuadrados, pendiente de segregar de la finca matriz, la cual tiene una superficie de 1.114,82, según consta en el Registro de la Propiedad. Porque en la otra mitad de la finca se construyó hace más de una década una comisaría de policía.
La Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Santander ya ha aprobado el 'protocolo de actuación colaborativa' con el Ministerio de Fomento en el palacete de Cortiguera, a la espera de los documentos oficiales entre el ministro, Íñigo de la Serna y la alcaldesa, Gema Igual. Fue el propio De la Serna siendo alcalde quien, en el año 2010, pidió a través de la Delegación del Gobierno que «el palacete pueda recuperar su protagonismo, por el valor especial que tiene, puesto que no existe otro en la ciudad con semejantes características arquitectónicas».
De la Serna abogó entonces por «alcanzar un acuerdo lo antes posible con el Estado que posibilite» la recuperación del palacete y «el enriquecimiento del patrimonio histórico y cultural de la ciudad», pues pertenece a «un periodo histórico muy concreto de Santander, del que apenas tenemos vestigios», dijo.
En el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Santander, el Palacete figura entre los quince edificios con protección integral, la máxima prevista. En él pueden realizarse trabajos de restauración, conservación y consolidación y estricta reconstrucción de elementos que estén desaparecidos total o parcialmente. Además, las obras de acondicionamiento estarán limitadas a elementos que no sean significativos. El alto nivel de protección del edificio le viene dado por su interés artístico e histórico y, ante su estado, el Ayuntamiento incluso amenazó con sanciones al Ministerio por falta de mantenimiento.
El Ayuntamiento pidió en tres ocasiones, en los año 2010 y 2011, al Ministerio de Fomento la restauración del inmueble y, la única respuesta que obtuvo (como explicó en su momento un portavoz del equipo de gobierno) es que el Estado estaba dispuesto a vendérselo al municipio en 1,5 millones de euros. Hasta el pleno de Santander, por unanimidad, en enero de 2011, pidió a Fomento por escrito la recuperación del edificio para «enriquecer el patrimonio histórico y cultural de la ciudad». Y ya entonces el concejal de Infraestructuras, César Díaz alertaba del mal estado del inmueble: «Es apremiante su rehabilitación y recuperación, para evitar que los elementos constructivos y decorativos deteriorados (como vidrieras, zócalos de caoba o azulejos), puedan ser irrecuperables».
El Ayuntamiento incoó expediente de disciplina urbanística en octubre de 2011 al Ministerio ante el estado de abandono del edificio y fue entonces cuando el Gobierno de la nación reparó los elementos dañados. Las obras fueron dirigidas por el arquitecto Abilio García-Barón y se realizaron intervenciones de cara al futuro, como doble acristalamiento en el nuevo mirador, realizado en madera de teca.
También se repusieron todos los cristales rotos y las ventanas deterioradas y se colocó malla en ellas como medida de protección. Fue reparado parte del tejado y la lucera de este y se procedió a la limpieza integral de la fachada que, como explicó el arquitecto, «gracias a la calidad de los materiales originales, como son los azulejos de colores, se han mantenido casi intactos a pesar del tiempo». Y añadió: «Hay suficiente material original en el interior del edificio para restaurarlo cuando así lo consideren las administraciones». Se conservan casi en perfecto estado las dos plantas superiores, la escalera primitiva, y parte de la decoración de cuando fue residencia familiar y consulta del médico Joaquín Cortiguera y Fernández-Penilla, reconocido ginecólogo de su época, que estudió en Madrid, amplió conocimientos en París, recibió numerosos reconocimientos y, con tres décadas de carrera a sus espaldas, decidió construirse una mansión neoarábe en el centro de Santander.
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