-kgpE-U20031659853sXF-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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Cuando finalice la «ambiciosa» reforma en curso, del viejo centro hospitalario Padre Menni sólo quedarán las fotos para el recuerdo. El segundo hospital con más ... capacidad de Cantabria (425 camas), solo por detrás de Valdecilla, lleva más de diez años inmerso en un proyecto que implicará su transformación integral, con las dificultades que entraña el despliegue de operarios, grúas y labores de construcción en unas instalaciones en funcionamiento de forma ininterrumpida con plena dedicación al cuidado de la salud mental.
Paso a paso, al ritmo que permite una empresa de esta envergadura –con retrasos en trámites y licencias, de un lado; imprevistos y subida de costes que engordan el presupuesto (en inicio se hablaba de 20 millones que se han quedado cortos), de otro, y una pandemia mundial que a punto estuvo de poner el freno definitivo al proyecto–, el complejo que la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón puso en marcha aquel 28 de enero de 1956 va actualizando sus dependencias con una inversión que llegará –según los últimos cálculos– a los 33 millones de euros. Eso sí, aunque está en el ecuador de la remodelación, aún convivirá con las obras como mínimo otros diez años, con el objetivo de «conseguir que nuestra región posea un centro de salud mental de primer nivel nacional», destaca el gerente de Padre Menni, Carlos Pajares.
La semana pasada se inauguró uno de los últimos bloques reformados –el pabellón San José, rebautizado como Cantábrico B–, que cuenta con 52 camas, repartidas entre Patología Dual (cuando al trastorno mental se suma alguna adicción), pacientes subagudos de Psiquiatría, incluidos adolescentes, y de psicogeriatría y cuidados al final de la vida. Con esta son ya cuatro las unidades modernizadas dentro de aquel proyecto que comenzó en 2012 con la obra de la cocina. Desde entonces se han ejecutado trabajos por valor de 13 millones de euros, que es «sólo inversión en inmueble, sin contar equipamiento y aumento de personal», como precisó días atrás Pajares tras la colocación de la primera piedra de la nueva unidad que añadirá otras 15 camas de psiquiatría de larga duración.
En paralelo a este bloque, que se levantará en un plazo de año y medio, se está urbanizando la zona trasera del centro, que acogerá una gran parcela ajardinada –más de 5.000 metros cuadrados–, en la que se abrirá un acceso por la cara norte para descongestionar la entrada principal, dotado de aparcamiento.
Pero, además, está en proyecto la reforma de las otras tres unidades asistenciales –pabellones Bien Aparecida (inicio programado en 2024), San Rafael y San Juan de Dios (a desarrollar entre 2025 y 2027)–, que alojan a día de hoy a más de 150 pacientes, en su mayoría de larga estancia psiquiátrica y adultos con discapacidad intelectual. Una actuación que conllevará un montante de más de 7,6 millones y que se sumará a los 6,5 millones en los que está presupuestada la remodelación del centro social (salón de actos) y del edificio principal, donde se ubica la capilla, prevista de 2028 a 2031.
«Nuestra vocación humana y social nos lleva a colaborar y contribuir activamente en facilitar la asistencia a las personas con problemas de salud mental. Este compromiso es el que nos ha llevado a encarar esta fuerte inversión con recursos propios», detalla el gerente, para conseguir «unas instalaciones punteras, una gestión de calidad y eficacia puestas a disposición de la Administración de Cantabria con el único objetivo de servicio a uno de los colectivos más vulnerables».
Desde Padre Menni, institución sin ánimo de lucro que incide en la vida cotidiana de más de mil personas diariamente, «lo único que esperamos de este desinteresado esfuerzo es que sirva en toda su magnitud y no se infrautilice. Podemos ayudar a mejorar la calidad en la atención y tratamiento en salud mental de nuestra comunidad, pero para ello es esencial mayor colaboración entre esta institución y la administración pública». Un mensaje con el que recuerda la necesidad de actualizar un convenio con Sanidad –en teoría, «en proceso», según aseguró recientemente el gerente del SCS, Rafael Sotoca– que cubra no sólo las plazas concertadas sino también, y sobre todo, los gastos de farmacia (300.000 euros anuales) y de asistencia sanitaria asumidos por la entidad. Una antigua reivindicación, que pasa de legislatura en legislatura, que desató un conflicto con la Consejería el pasado verano y que aún sigue sin resolverse.
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