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Si le piden que piense en un deporte que identifique a Santander, probablemente le vendrán a la cabeza las palas. Es una estampa habitual de las playas de la ciudad, tanto en verano como el resto del año. Por eso, el PRC de Santander defenderá ... hoy una moción en el Pleno en la que exigirá al equipo de gobierno (PP-Cs) que las palas sean declaradas Bien Cultural de Interés Local. Para sacarla adelante, necesitan nueve apoyos que se sumen a sus cinco concejales y lograr así la mayoría (14 de 27).
En concreto, los regionalistas pedirán que la Dirección General de Cultura del Ayuntamiento incoe expediente para la declaración de las palas como Bien Cultural de Interés Local y que la Consejería Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria estudie la propuesta de declararlas Bien de Interés Cultural Inmaterial.
Como explican desde el PRC, a las puertas de cumplirse un siglo desde que un grupo de amigos comenzó a jugar al tenis sobre la arena húmeda de la playa de La Magdalena, «el sonido de las palas se ha convertido en cuasi seña de identidad de nuestros arenales, llegando a una media de unas 600 personas que practican todo el año este deporte, tanto en invierno como en verano, pasando a partir de mayo a las 2.000 personas». Para el portavoz regionalista, José María Fuentes-Pila, el interés que despierta el ver en acción estas raquetas de madera se ha convertido en «todo un punto turístico más» que mostrar al visitante de la ciudad, de ahí que no se pueda «desaprovechar esta gran afición tan característica de la capital cántabra».
El portavoz regionalista también recuerda, como un motivo más para proteger este deporte, «el enorme impacto» que tuvo para la ciudad la celebración en 2017 del Mundial de Palas, por el que pasaron miles de deportistas y sirvió para poner a Santander en lo más alto al batir diferentes récords. Entre otros, logró reunir a 1.003 personas que jugaron a la vez durante 15 minutos, estuvieron representados 60 países y se jugó 80 horas seguidas sin parar. «Esto se consiguió para Santander, un evento único, que unió a todos los países, jugadores y aficionados», recuerda.
Como recoge la moción, el litoral cantábrico se caracteriza, además de por el agua fría, por el sonido de las palas; esa música de fondo, cuasi seña de identidad de nuestras playas, por ese «repalatear» inequívoco. Tanto en invierno como en verano «podemos encontrar palistas de todas las edades practicando lo que para muchos es ya un deporte autóctono y no un juego de playa, siendo los arenales de nuestra ciudad, en concreto la playa de La Magdalena, su origen».
Como rememoran los regionalistas en el texto, fue Mariano Pérez acompañado de unos amigos quienes en 1928 comenzaron a jugar al tenis sobre la arena húmeda de la playa. Sin embargo, al mojarse la pelota y ganar peso, esta destrozaba los cordajes y es por eso que cambiaron la raqueta de tenis por una pala de madera. Al final, también trasladaron el juego a la arena seca y eliminaron el bote del juego.
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