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La estructura metálica que sujetaba la escultura apareció rota un domingo por la mañana. Aquello ocurrió en enero de 2022. Ahora, un año y medio después de que alguien la rompiera, la paloma de la paz instalada en homenaje al marino santanderino Vital ... Alsar -que falleció en septiembre de 2020- ha vuelto a su sitio y ya puede verse de nuevo en la Duna de Zaera. En concreto, desde el pasado 19 de julio está ya en el lugar en el que apenas duró cuatro meses antes de que alguien, no ha trascendido quién ni cómo, la destrozara. La escultura -obra del artista mexicano Carlos Aguilar- estuvo caída hasta que el Ayuntamiento determinó que no podía arreglarse en el sitio, sino que hacía falta recogerla y trasladarla hasta el taller de la empresa que se encargó de su instalación. Posteriormente, de su reparación y colocación se encargó el servicio de talleres que ha llevado a cabo un refuerzo del anclaje, según explica el Ayuntamiento.
Javier Ceruti (Cs), concejal de Cultura de la anterior legislatura, área encargada de gestionar el asunto, explicó entonces a este periódico que sólo trasladar la escultura e instalarla en Gamazo, costó 3.000 euros. Un trajín que volvió a necesitarse para retirar la pieza rota. Una actuación para la que hace falta una grúa. La vuelta a su ubicación se alargó tanto en el tiempo que incluso llamó la atención de los partidos políticos. Transcurridos siete meses, el grupo regionalista en el Ayuntamiento de Santander preguntó a la Comisión de Desarrollo Sostenible por el estado de la estatua y por cómo avanzaba el arreglo dado que, valoraron, «nada se ha vuelto a saber de esta escultura ni del departamento encargado de custodiarlo». Pero hasta hace apenas unos días no hubo más noticias de la paloma que Vital Alsar llevó incrustada en el mascarón de proa del trimarán Zamná, con el que realizó su última expedición.
Cuando la estatua -que pesa 500 kilos y está esculpida en bronce- apareció rota, el entonces titular del área, Javier Ceruti (Cs), recordó que su formación ya «desaconsejó» colocar la paloma en la Duna al tratarse de una zona de «botellones». La propuesta que presentó el edil era ubicarla en una rotonda dado que en esa zona «el contacto con los viandantes es casi inexistente y la visibilidad está garantizada». No obstante, recuerdan que la Alcaldía insistió en instalarla en Gamazo.
Pero aquella no fue la primera vez que unos vándalos destrozaban una estatua dedicada a Vital Alsar. Ya en septiembre de 2015 le tocó al monumento que en el año 1978 un grupo de amigos costeó en su honor y que fue colocado en Puertochico. Entonces unos gamberros la arrancaron de su base y la tiraron sobre la zona ajardinada que rodea el pedestal. También robaron la pieza que adornaba la parte superior, una rosa de los vientos, y que fue repuesta al año siguiente. Pero el capítulo de vandalismo no es nuevo. Uno de los últimos se registró en el nuevo mural que decora la senda de Mataleñas que apareció con grafitis unos días después de su inauguración.
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