!['Cascabel' pide ayuda a los niños para encontrar un regalo que se ha perdido.](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2023/12/26/imagennavidadpalacio-RPFt7yIyzXLS9HuiBNqbV3H-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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La última escena de la visita teatralizada del Palacio, junto a la chimenea y frente a la famosa escalera en una de las estancias más espectaculares del edificio, es la de la foto con Papá Noel. Los niños desfilan y se detienen junto al personaje ... mientras suena la del Burrito Sabanero. Pero a la carrera. «Yo ya estoy de vacaciones, así que rápido, que luego tenemos que hacer las maletas y nos vamos a la playa. Hemos trabajado mucho». Sí, parece ser que después de Nochebuena este hombre tiene ya la mente puesta en el descanso. Lógico. Pero aún no se ha ido. Tienen –él, los elfos, los renos...– que recoger, revisar, hacer las maletas... Y les llevará unos días. Así que los que se 'cuelen' en La Magdalena hasta el sábado (incluido) podrán despedirse.
Lo de colarse forma parte de la trama de la historia que cuentan a los visitantes. En realidad hay que reservar entrada. Hay dos visitas teatralizadas por jornada (17.00 y 18.00 horas) y, en cada pase, unas cincuenta personas (cada entrada cuesta quince euros –es gratis para los menores de dos años, que deben inscribirse– e incluye un descuento en el tren para subir hasta el Palacio). Más difícil está ya conseguir un hueco en las visitas Premium, que, a lo largo de una hora y media (por la mañana), permiten acceder a rincones del edificio que no suelen visitarse. Es una visita clásica (no navideña), pero que incluye, por ejemplo, echar un vistazo desde la torre. En principio, las entradas están agotadas, pero ayer a última hora liberaron alguna y no descartan ampliar algúa día más. Tal vez tenga suerte.
A lo que vamos, que el tiempo vuela. Papá Noel en el Palacio de La Magdalena y una pequeña crisis. Se ha perdido un regalo muy importante y los niños que acudan ayudarán a los elfos a encontrarlo. 'Cascabel' les contará cómo acabó siendo una elfa y el nervioso 'Persi' les meterá prisa. Irán al taller de los regalos, al comedor de gala convertido en Sala de Correos y visitarán a Mamá Noel, que está pintando cuadros en el Salón de Baile (a ella le gusta la pintura en su tiempo libre y a Papá Noel «hacer pastelitos»). Y acabarán viendo al famoso personaje en su despacho mientras se resuelve la historia –eso no se lo contamos, que no lo vamos a destripar todo–.
Lo mejor, claro, son las caras de los niños. Los gestos, los comentarios, las preguntas que hacen a sus padres... Está la que gatea por la moqueta bajo la enorme mesa del comedor, el que levanta la mano porque quiere hablar cada dos por tres, el tímido que se pone rojo cuando le pregunta un elfo, el que va por libre y no hace ni caso y la que no tiene vergüenza y se mete en la escena o se muere por contar qué regalos le han traído este año.
Y tiene gracia ver a los personajes de esta historia –son actores de la compañía Amalgama– pululando junto a los retratos de Alfonso XIII o el busto de Victoria Eugenia. Magia navideña.
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