Paralizado el derribo de La Horadada al estar protegido por el plan de El Sardinero

El inicio del derribo no fue un espejismo, aunque lo pueda parecer: la última semana de noviembre Costas comenzó a ejecutar dichos trabajos, con un presupuesto de 300.000 euros y un plazo de tres meses.

El motivo de la reciente y definitiva paralización –confirmada a El Diario Montañés por la Delegación de Gobierno, Costas y el Ayuntamiento– se debe a que el arquitecto municipal comprobó que el edificio está dentro del Plan especial de Protección del conjunto histórico-artístico de El Sardinero, aprobado en 1996 por el Gobierno de Cantabria.

Dentro de este plan, el edificio de La Horadada aparece catalogado con nivel dos de protección estructural, lo que significa que «las demoliciones únicamente permitidas son aquellas previas a su reconstrucción o reestructuración y, por lo tanto, este inmueble propiedad de Costas, no puede, a día de hoy, ser derribado, y es obligatorio mantenerlo», señala César Díaz, concejal de Fomento.

Según ha podido saber este periódico, hace tres semanas la Policía Local se personó en la obra para paralizar los trabajos al constatar que Costas no había solicitado la licencia pertinente. En ese momento, se inicia un estudio de la situación del inmueble y se comprueba la catalogación especial que protege el edificio. Por su parte, Costas solicitó tapiar todos los accesos por seguridad para evitar la entrada de okupas.

A la pregunta de por qué nadie conocía la calificación del edificio, cuando se trata de un derribo que ha estado sobre la mesa desde hace una década, no se obtiene una clara explicación: «El plan fue aprobado en 1996...», señalan desde Costas. «A veces sucede que hasta que no se inicia un expediente no se profundiza en la documentación para redactar el informe...», apuntan fuentes municipales.

El año 2021 finalizaba con la noticia de que La Horadada desaparecería para siempre, algo aplaudido por unos ciudadanos que observaban su mal estado, pero que también despertó la nostalgia de otros, por ser este edificio en los años 60 la primera escuela de windsurf del norte de España. Ahora, 2022 comienza con el anuncio de todo lo contrario y muchos se preguntan ¿qué va a pasar con el edificio?

Existen dos posibles escenarios: que Costas solicite que sea la Administración que lo protege la que se haga cargo. En este supuesto, habría que determinar si corresponde al Gobierno cántabro, por ser el que aprobó el plan, o el Ayuntamiento, que lo promovió.

La segunda opción sería que Costas solicitase a la Concejalía de Urbanismo (Cs)modificar el plan especial para que La Horadada quedase fuera de tal protección, lo que «sería algo complejo de hacer», según informó ayer este gabinete.