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Leticia Mena y Antonio 'Sane'
Santander
Domingo, 24 de diciembre 2023, 20:28
Este paseo comienza por la zona de El Sardinero próxima al Chiqui. La buena temperatura y el cielo despejado ha animado a muchos a dar un paseo por la costa, lejos del bullicio de las calles del centro donde se celebraba la Tardebuena.
La playa de El Sardinero estaba prácticamente vacía.
La primera parada son los Jardines de Piquío, un espacio emblemático e identitario en Santander. El primer ajardinamiento se produjo en el año 1897 y en 1925 fue el arquitecto municipal Ramiro Saiz Martínez quien reordenó y construyó los Jardines como los conocemos en la actualidad.
Al proyecto inicial se fueron incorporando al proyecto rampas, escalinatas, plataformas y miradores que acompañan a la pérgola hasta constituir el espacio actual. En octubre, el Ayuntamiento anunció que el espacio iba a ser renovado y adoncionado con un presupuesto de 1,7 millones de euros y trece empresas optan a ejecutar las obras.
El primer ajardinamiento de Piquío llegó en 1897, aunque la disposición y forma de los jardines no correspondían con su imagen actual. Los parterres eran de formas circulares, con mucha vegetación, y estaban rodeados de caminos para pasear y ver el paisaje. No fue hasta 1925 cuando el arquitecto municipal, Ramiro Saiz Martínez, diseña y reordena los Jardines de Piquío tal y como se conocen en la actualidad -menos el color del pavimento, que entonces tiraba a gris-.
Saiz diseñó el trazado y dio unidad a esta zona con las pérgolas, escaleras y senderos que siguen ahí actualmente y que constituyen un conjunto armonioso. Lo único que ha cambiado desde entonces es la vegetación, que se ha ido modificando con el transcurso de las décadas, y las actuaciones puntuales aplicadas para reparar desperfectos, como la renovación de la gran pérgola en 2011. A las puertas de los cien años -los cumplirá en 2025-, los jardines se someterán por primera vez a una rehabilitación total con la intención de que nada cambie pero todo vuelva a estar en perfectas condiciones ya que, sobre todo el pavimento, acumula hoy muchas grietas.
Uno de los elementos más valorados de los Jardines de Piquío es el monumento de la Bola del Mundo, que actualmente se encuentra en el segundo nivel del parque -bajando las escaleras hacia el área más cercana al mar-, aunque ha pasado por otras ubicaciones. Pero no estuvo ahí desde el primer momento, sino que llegó en los años 30. La particularidad de este elemento es que su eje es paralelo al de la Tierra, lo que permite saber con solo observarla en qué parte del mundo es de día y dónde es de noche. Este monumento se restauró en 2010 y volverá a rehabilitarse integralmente con las obras que están por adjudicarse.
El restaurante Rhin de El Sardinero fue fundado por Manuel Pérez Mazo en los años 60 del siglo XX. Tras una completa transformación a comienzos del año 2000, que lo convirtió en un moderno establecimiento, totalmente adaptado para la organización de todo tipo de celebraciones, banquetes y eventos, en 2009 el Rhin de la playa cambió de nombre, pasando a ser Maremondo, bajo la nueva propiedad de la familia Martínez, quien apostaba por revitalizar este establecimiento.
Desde la primera playa de El Sardinero, la panorámica sigue siendo preciosa. Desde aquí se divisa el Gran Hotel Sardinero, y el Gran Casino, dos edificios emblemáticos de la ciudad.
Llegamos a la playa del Camello, que recibe su nombre por la singular forma de una de sus rocas, que dependiendo del nivel de la marea se puede observar en mayor o menor medida. Allí está la figura que que popularmente se conoce como 'Niño pez', un homenaje a la infancia y también un símbolo de la ciudad. Al fondo se observa el Palacio de la Magdalena.
La escultura fue un encargo a Ramón Muriedas que, recurrentemente, representaba en sus esculturas figuras infantiles que transformaba en los personajes deseados gracias a los pequeños detalles como, por ejemplo, en este caso, con el tridente.
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