El Paseo de Pereda no logra ocupar todos sus locales comerciales

A lo largo de esta extensa calle, cuya actividad se basa en el comercio y la hostelería, hay cuatro locales vacíos. El primero de ellos está casi al principio, en el número seis, muy cerca de la heladería Regma. Allí se encontraba hasta hace unos meses la tienda de Carolina Herrera, que se mudó al número 23 de Calvo Sotelo y que ocupó durante muchos años Lucio Herrezuelo. En el escaparate, lucen dos carteles verdes en los que se puede leer: 'se alquila'.

Para llegar a los otros tres bajos comerciales cerrados hay que atravesar las obras de Faro Santander, a la altura de la tienda Godofredo, que se encuentra justo en medio de los locales sin actividad, el 31 -donde inicialmente estaba Godofredo- y el 32. Este último lleva más de cinco años cerrado a cal y canto y es el que peor aspecto tiene, lleno de grafitis. Y ya al final del paseo está el gran espacio que en su día ocupó la cafetería Austriaca y que albergó en los últimos tiempos unas dependencias del Banco Santander, relacionadas con banca privada, ahora en la calle Hernán Cortes 11, tal y como se puede leer en el cartel colocado en la entrada.

El problema con los bajos comerciales que están vacíos está directamente relacionado con el final de los alquileres de renta antigua. En 2015, los propietarios de estos locales actualizaron las renta de los espacios y desde entonces no se ha modificado. Esto, teniendo en cuenta que el sector inmobiliario ha cambiado con el paso de los años y las inquietudes y necesidades del sector comercial y hostelero también lo han hecho.

En consecuencia, se ha producido un goteo de cierres de comercios en toda la ciudad en los últimos años y muchos locales, como los del Paseo de Pereda, permanecen vacíos ya que su precio ni se ha modificado, ni se modificará. Por ejemplo, el número 32 del paseo -el de los grafitis- tiene dos plantas y su precio es de 8.000 euros.

Desde el sector inmobiliario también apuntan a otro factor más allá de las altas rentas y es la gran cantidad de requisitos que exigen los propietarios a los posibles inquilinos, como avales y un tipo de garantías «que les ahogan». Si a eso le suman el alquiler, a los interesados se les acaban quitando las ganas de alquilarlo. Por eso, entienden que la solución pasaría porque los propietarios adecuaran los alquileres al momento actual. Pero lo cierto es que, en vista de los antecedentes, no sucederá.

Uno de los locales que se quedó vacío pero que finalmente tendrá actividad es el número 8, el que ocupó durante muchos años la firma Ángel Schlesser. Actualmente se están acometiendo las obras del espacio, que cuenta con 150 metros cuadrados y que están muy avanzadas, para la próxima apertura de la compañía Starbucks Coffee España.