El patrullero de altura Atalaya 'vigila' las aguas de la bahía

Este domingo partirá hacia su nueva misión, pero antes hizo escala en la capital cántabra para permitir a vecinos y turistas subir a bordo, con el objetivo de que se conozca más de cerca el trabajo de la Armada. Pese al fuerte viento que soplaba ayer en Gamazo, los ciudanos guardaron cola durante distintos momentos del día para realizar la visita al Atalaya. Rosa Gándara fue una de esas personas que se animó a subir al barco: «Estábamos dando un paseo y nos llamó la atención ver el patrullero atracado en el paseo marítimo». Tras una corta charla, «en la que me hubiera gustado que nos hubieran hablado más de la historia del navío, hemos recorrido las instalaciones», relata. Ya en tierra, confiesa que se había quedado «con la intriga de saber cómo son los camarotes».

Algo que les llamó la atención a ella y a su marido, David Reguero, fue «cómo han ido adaptando el puente de mando. Se ve que es un barco antiguo (fue construido en 1989 en un astillero de Ferrol), pero ha ido adaptándose a la actualidad. Es curioso ver cómo se han ido colocando aparatos con tecnología más moderna, que conviven con otros, ya obsoletos». Junto a él estaba su hijo David, de 15 años, a quien le llama «mucho» la atención todo lo que tenga que ver con la Armada. «He estado en Cartagena y en Rota. Me gusta conocer sus historias y saber cuáles son sus misiones. Este, después del mar Cantábrico, se irá a a Alborán –el islote español situado al extremo oeste del Mediterráneo–», anuncia.

Álvaro y Sofía son de Valladolid y pasan el fin de semana en Santander. En su camino hacia el Sardinero vieron el patrullero y se detuvieron a verlo. «Nunca hemos estado en uno y me parece muy buena idea que nos permitan conocer cómo es por dentro y sus labores, como son la protección del patrimonio arqueológico sumergido y el control de la pesca en aguas españolas», exponen.