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«Peleas, ruidos desde las cinco de la mañana, suciedad...». La lista de situaciones problemáticas con las que se topan los vecinos que comparten dirección con discotecas y 'afters' -locales en los que la fiesta continúa hasta bien entrada la mañana- es cada día más ... larga. «Las Navidades fueron convulsas, hubo peleas serias y hace un mes una especialmente complicada», cuenta Pablo, un ciudadano que reside en Santa Lucía y que traslada el sentir compartido en su comunidad de vecinos. Al igual que los residentes de Alcázar de Toledo, «hartos» de los altercados y las molestias en torno a la discoteca La Santa, piden a la Administración que corresponda que se tomen «medidas». Eso sí, insisten en que la queja no es contra el ocio nocturno como parte de la cadena hostelera. «Sabemos donde vivimos y no tenemos problemas con ningún otro local», quiere subrayar este vecino.
La denuncia vecinal es contra «el ruido y el jaleo que llega a las siete de la mañana», añade. Un panorama que se traduce en peleas constantes. La preocupación por toparse con según que situaciones es tal que incluso han cambiado sus rutinas. Por poner un ejemplo, cerca hay una tienda de alimentación y ya incluso bajar a hacer la compra se convierte en una tarea incómoda. «La gente el sábado no va a hacer la compra».
Pero va más allá, porque hay días que las peleas coinciden con el horario escolar y eso es lo que más preocupa, traslada otro vecino que, en este caso, prefiere no dar su nombre, pero sí dejar clara su postura. Pide a las administraciones involucradas que se sienten «y hablen». El resumen es sencillo: «Vives con molestias y con miedo». No obstante, los residentes en la zona sí admiten que han notado más presencia policial, pero eso no soluciona un problema que parece no tener fin.
Los testimonios de los vecinos coinciden en la problemática y también en que son situaciones que se han acentuado tras la pandemia de covid. «Los vecinos del barrio estamos hechos a convivir con la hostelería desde hace tiempo», relata Óscar, residente en Puertochico desde hace 15 años. Los responsables de los diferentes negocios del sector también son vecinos y, por ende, coinciden en las reuniones de las comunidades de propietarios. No obstante, «del año pasado a esta parte se ha desmadrado la cosa», señala.
Lo que antes eran hechos puntuales o peleas que podían producirse algún día, ahora se han convertido en algo habitual. Ya no es que los vecinos no puedan conciliar el sueño a medianoche, es que se despiertan por el ruido de madrugada y, a partir de ahí, ya no hay quien descanse. Además, la apertura de estos locales no se limita al fin de semana, sino que se extiende a jueves y viernes, días laborables para el resto del vecindario Altera el día a día y temen que, «si no se frena, pueda ir a más».
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