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El reloj aún no marcaba las 10.30 horas este miércoles y por General Dávila, a la altura del centro cívico Meteorológico, ya habían pasado más de tres furgonetas de Aqualia, la empresa adjudicataria del servicio de Aguas de Santander. «Depende de la parte del ... barrio hay agua, no hay o sale pero con poca presión. A nosotros nos sale muy poco pero los vecinos de los pisos más altos llevan sin nada desde el martes», comentó María, que reside en la zona y que no entendía «la tardanza del Ayuntamiento y Aqualia en explicar lo ocurrido». Y es que muchos edificios y negocios del barrio aún sufrían esta mañana las consecuencias de la rotura de una tubería ubicada frente al depósito del Avellano, junto a la Finca de Jado, que se produjo a las cinco de la mañana del martes. «Ese mismo día a primera hora no hubo problema. Pero por la tarde no teníamos absolutamente nada de agua. Y claro, en una peluquería imagina...», explicó Inés González, que regenta una peluquería en el barrio que lleva su nombre. «Nos hemos arreglado con garrafas de agua que calentábamos en el microondas porque teníamos la peluquería a tope con la gente ya citada y no se podía mover». Un día después del inicio del percance el establecimiento también estaba lleno, pero para ese momento el agua ya salía «con más presión».
Muy cerca vive Felisa Rordíguez, que aunque es comprensiva con la situación, reconoce que es una «chapuza enorme». «La verdad es que prefiero quedarme sin luz, que te las apañas de alguna forma, pero sin agua... No queda otra que esperar, aunque en mi caso ya sale, con menos presión, pero sale. Algo es algo».
Justo al lado de la peluquería, en el número 224 del paseo, está La Flor del Alta, una cafetería en la que se enteraron del corte de agua por los vecinos, que les avisaron de que su autobús se había desviado por los trabajos que se ejecutan en la zona para arreglar la avería y que desviaron el tráfico –según Aqualia hoy se volverá a la normalidad–. «Nos lo dijeron y menos mal porque fue muy caótico. Nos apañamos como pudimos pero no podíamos ni lavar ni hacer nada...», añadió Ludmila, una de las camareras del local hostelero, que no solo se ha visto afectada en su trabajo, también en casa, ya que reside en el edificio en el que está ubicado el bar. «En casa llevamos ya casi dos días así. No entendemos nada. Si estamos bastante lejos de donde se ha producido la avería».
Un problema que Aqualia achaca a los trabajos necesarios para localizar la rotura, ya que el servicio tuvo que realizar varios cortes y pruebas hasta que dio con el tramo exacto de la avería, que se localizó en una tubería de hierro secundaria. Precisamente esos primeros pasos de búsqueda han supuesto que la zona de General Dávila y las redes de distribución con salida directa desde la tubería general se vieran afectadas por cortes de suministro y bajadas de presión.
Según la adjudicataria, la obra finaliza hoy y por lo tanto también se reordena el tráfico. «Pensábamos que ya estaba resuelto el contratiempo hasta que llamaron vecinos avisándonos de que especialmente los pisos altos de los edificios no tenían agua así que los fontaneros del servicio se pusieron manos a la obra para resolver los problemas de falta de presión y de suministro «provocado por el movimiento de las tuberías». «Hemos hecho un seguimiento de las llamadas recibidas para comprobar que estaba todo en orden», explicó Verónica Abascal, jefa del servicio de Aqualia, quien aclaró que la avería se solucionó el martes, pero no la obra civil. «Teníamos que tapar la franja y arreglar el aglomerado, que se había roto».
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