Peña Herbosa, a favor de repetir el cierre de la calle «con más planificación»

Algunos vecinos coinciden en señalar que «no nos cuesta nada aparcar en otra zona si la medida sirve para ayudar a este sector tan damnificado por la pandemia, siempre que sea de forma ocasional, los fines de semana». En esta misma línea se pronuncia otra vecina, Lidia Villoslada, que afirma estar «a favor de todo lo que suponga ayudarles, y más si es en horario de día, que si fuera por la noche podría molestar más por el ruido». Aunque también hay una corriente más reticente, entre los comerciantes, que señalan que «genera follón y ruido en la calle y esto no beneficia a las ventas».

Una gran parte de los hosteleros consultados considera que la medida ha sido «positiva», pero en el caso de repetirse, «se tendría que hacer de una forma más planificada» e incluyendo a «todos los locales, ya que un tramo de la calle se quedó sin participar».

La medida surgió a petición de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria (AEHC) y debido a la buena acogida que tuvo, la alcaldesa Gema Igual ha anunciado que «se está valorando repetir la experiencia, siempre que no genere conflicto». Asimismo, Igual apunta que se trata de una petición demandada desde «hace mucho tiempo» por parte del sector, que se puso en marcha de manera «excepcional» en la calle Peña Herbosa de cara a contrarrestar las restricciones establecidas en Semana Santa como consecuencia del coronavirus.

La regidora señala que desde el Ayuntamiento están «pendientes» de las nuevas medidas que depare la evolución de la pandemia y permanecen «muy alertas» para «hacer cumplir las normas» y, al mismo tiempo, ayudar a las empresas «que llevan mucho tiempo con unos resultados económicos nefastos».

Acerca de la posibilidad de que los hosteleros de Peña Herbosa puedan utilizar los aparcamientos de la calle para la instalación de mesas, Igual asegura que están «estudiando todas las posibilidades, pero encajarlo todo es difícil, dado que los edificios de la calle no tienen aparcamiento, y es necesario igualmente reservar una zona para carga y descarga y los vehículos de servicios, como la recogida de basura».

Este es uno de los punto más controvertido de la iniciativa puesta en marcha, ya que algunos establecimientos se quedaron sin poder habilitar terrazas y sacar cinco mesas a la calle, que era el número máximo permitido.

«Participaron hasta el local de La Pita y a partir de ese, se consideró que no era viable ceder espacio público porque había que respetar la entrada a la sede del Gobierno de Cantabria y el acceso a los aparcamientos de los edificios», señala uno de los propietarios de La Pirula, Miguel Ángel Cabaniñas, cuyo local sí pudo participar en la iniciativa, pero que se solidariza con los que no tuvieron esa misma suerte.

Más decepcionado se muestra uno de esos hosteleros que no tuvo opción a participar en la experiencia. «Me parece un despropósito no contar con todos nosotros y que encima nos enteremos de la medida por terceros», lamenta este propietario, que prefiere mantenerse en el anonimato.

«Somos aproximadamente 18 establecimientos en la calle y la mayoría de ellos coinciden conmigo en que no se puede organizar algo así a espaldas de algunos de nosotros y que nos hayan dejado fuera, sin darnos alternativa», continúa. «Creo que si se repite, se debería pensar en opciones para nosotros, como habilitar la zona de OLA que se queda libre o colocar vallas para dejar espacio para esos pocos vehículos que acceden al aparcamiento», reclama.

«Es mucho mejor trabajar al aire libre, la gente está mucho más cómoda, hay más espacio y distancia entre las personas. Además, la calle se ve animada y llena de vida. Se tendría que repetir todos los fines de semana», considera Sharon Fonseca, del restaurante Olivia.

«Se trata de una calle poco transitada por la circulación. Prácticamente está planeada para ser peatonal. Las aceras son amplias y pasan pocos vehículos», valora por su parte Eduardo Llamosa, al frente de Bruma, un restaurante fusión entre la comida española y mexicana que abrió cuatro meses antes de instaurarse el confinamiento. «Soy partidario de cerrar al tráfico el centro los fines de semana, ya que somos una ciudad turística», añade.

Desde Bodega Fuente Dé, Manuel Ángel Gutiérrez destaca también que «se trabaja mejor al aire libre», pero apunta que habría que repetir la experiencia «de una forma más planificada y equitativa respecto al número de mesas asignadas a cada local», ya que se produjeron «incongruencias» en el reparto de las mismas. «Algunos locales de la calle que tienen terraza con siete mesas, al aplicarse las condiciones de esta medida, salieron perdiendo, ya que se les redujeron a cinco. Por otro lado, mientras que en otras calles se permite sentar a seis personas en cada mesa, aquí sólo dejaron a cuatro, lo que dificultó mucho el trabajo», relata Gutiérrez.

En general, los hosteleros de Peña Herbosa manifiestan sus ganas de trabajar en exteriores y concluyen que la medida es buena, pero que «no ha cumplido todas las expectativas». Una mejor planificación y dar a todos los negocios la oportunidad de beneficiarse de la medida son los retos pendientes para la próxima ocasión.