Secciones
Servicios
Destacamos
El 'viernes negro' ha llegado a Santander, y con él, el dilema que enfrenta a los pequeños comercios con las grandes cadenas. Para algunos, esta campaña es una tabla de salvación en medio de un mercado cada vez más competitivo. Para otros, es una obligación ... que pone en jaque sus márgenes de ganancia y su sostenibilidad.
«Nosotros lo pusimos la semana pasada. Cada uno hace una cosa...», explica Ana Calahorra, propietaria de 'Loopo Calzados'. «En esta época siempre se anima la gente porque como el pequeño comercio en Santander está tan parado es la única manera de salvarlo. Ayuda, ya no sé ni si salva. Esto es un desastre».
Calahorra refleja el sentir de muchos comerciantes al afirmar que participar en el 'viernes negro' no es una elección, sino una necesidad impuesta por el contexto. «Te ves obligado a hacerlo porque los grandes lo hacen, sino es un desastre. No tendríamos que entrar en estos descuentos tan pronto, pero te ves obligado». A pesar de ello, reconoce que «siempre se incrementan un poco las ventas».
En la tienda de plumíferos 'Ella', su propietario Ricardo Gándara también ha optado por adelantar los descuentos: «Lo hemos puesto un poco antes. Lo hemos adelantado un poquito para alargar un poco los descuentos. Ahora se anima más la gente». Gándara subraya que esta campaña tiene un impacto mayor que las rebajas tradicionales, especialmente porque los consumidores asocian el 'viernes negro' a descuentos más elevados, incluso cuando «no siempre lo son».
En 'Queen', una boutique de moda íntima, su propietaria María Carriles decidió extender las ofertas durante todo el mes de noviembre. «Lo alargamos porque funciona y para dar un poco de vida al comercio. Ya que ha empezado la temporada y llega el frío, la gente recibe muy bien estas ofertas», asegura. También señala que el éxito del 'viernes negro' depende en gran medida del tipo de producto: «Nosotras, con prendas de abrigo, vendemos muy bien. Es diferente al resto de ofertas. A la gente le gusta un descuento. Se acoge muy bien».
Sin embargo, no todo son luces en esta campaña. Para Carmen Gamboa, de la tienda de complementos La Reyna, este descuento tiene un impacto negativo a largo plazo: «Lo que hace el 'viernes negro' es reducir las ventas de Navidad, es un engañabobos. La gente que compra ahora no compra en diciembre». Gamboa también critica la dependencia de los pequeños comercios de este descuento: «Es un cebo. Si el resto lo ponen, tú también lo tienes que poner. Dices, 'lo voy a poner solo el viernes', pero ¿qué haces toda la semana? ¿Te comes los mocos?». Además, asegura que esta dinámica es insostenible para los pequeños negocios: «Tendría que desaparecer porque destruye el comercio. Las grandes marcas lo ponen el viernes y todo lo que no han trabajado en ese mes lo recuperan en el 'viernes negro', pero nosotras no. No vas a recuperar en la vida lo que no has hecho en el mes. Imposible».
El 'viernes negro', inicialmente concebido como una jornada de descuentos, se ha convertido en un fenómeno que transforma la forma en que los consumidores y comercios afrontan las compras de fin de año. Sin embargo, para los pequeños comercios de Santander, es un recordatorio de la desigualdad en un mercado dominado por las grandes cadenas. Aunque para algunos representa una oportunidad de sobrevivir, para otros es una estrategia que amenaza con destruir el tejido comercial local.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.