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No fueron ni el candidato ni el presidente los primeros en tomar la palabra, sino los amigos de toda la vida. El acto para presentar ... a la apuesta regionalista a la Alcaldía de Santander, Felipe Piña, arrancó este jueves con un vídeo que recogía los testimonios de sus más allegados, que lo calificaron de «buena persona», «solidario» y «auténtico». Hasta su primera maestra le dedicó palabras de ánimo antes de que diera comienzo el acto en sí. Un acto que ha llenado la Estación Marítima de simpatizantes, vecinos, empresarios, representantes de asociaciones y miembros del partido. Entre todos, llamó la atención la presencia del diputado popular Lorenzo Vidal de la Peña quien, aunque escuchó con atención los discursos de los regionalistas, no se animó a aplaudir como el resto de los presentes. También estaba el propietario de Ascán, Santiago Díaz, cuya relación con la alcaldesa Gema Igual está en su peor momento por el conflicto del contrato de las basuras.
Antes de dar paso a Piña, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, lo presentó en una extensa intervención que finalizó con un «el protagonista no soy yo, pero necesitaba desahogarme». Así, el líder de los regionalistas reconoció que el reto que les queda por cumplir, «tras convertirnos en el primer partido de la región y tener la Alcaldía de 44 municipios», es gobernar también en la capital cántabra, «el pez gordo». También lamentó las últimas palabras de Igual sobre los Presupuestos: «¿Qué no son importantes? Gobernar sin ellos es un desastre» y recordó que, en las últimas elecciones, «yo gané en Santander a nivel autonómico y eso hará Piña el 28 de mayo a nivel municipal».
Piña tomó la palabra con el nerviosismo propio de las primeras veces, ya que frente a él cientos de personas estaban esperando para escuchar sus propuestas para Santander. Así, tras agradecer a familiares y amigos, recordó cómo, en las últimas semanas, Revilla y José María Fuentes-PIla, en un símil futbolístico, le decían: 'Felipe, calienta que sales'. «Gracias a los dos por la confianza». Calificó la ciudad como «la mejor del mundo» antes de añadir que, por eso mismo, «duele tanto ver esos rincones, esas plazas y esas calles que forjaron lo que somos totalmente abandonadas». Para el aún director general de Transportes del Gobierno cántabro, muchas zonas de la ciudad no sólo «se han quedado ancladas en el pasado, es que la mayoría están aún peor que entonces».
«Me niego a pensar en Santander como la ciudad que era. No me resigno a seguir escuchando día tras día frases del tipo, y seguro que las habéis escuchado como yo, 'lo limpia que estaba siempre', 'la vida que tenía', 'lo segura que era', 'qué vergüenza cómo están las playas', 'es imposible aparcar', 'cada día cierra un comercio'… y un largo etcétera. Estoy convencido de una cosa, de que los mejores años de Santander no han pasado, sino que están por venir».
Tanto Revilla como Piña destacaron que ser alcalde conlleva un «sacrificio personal» y el recién estrenado candidato reconoce que «uno no pide en el seno de un partido ser candidato a nada. Son quienes te rodean los que apuntan en tu dirección y yo acepto orgulloso e ilusionado». Tras dar las gracias y bajarse del atril entre aplausos, tuvo que volver a subir: «Oye, que estáis todos invitados a un vino».
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