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La vida sigue tras el paso de los últimos coletazos del huracán 'Kirk', una borrasca que azotó duramente este miércoles a la región, con sus rachas de viento de hasta 205 kilómetros por hora en zonas de montañas y con un gran oleaje en ... los puntos costeros. Después de las alertas naranjas, el estado de las playas de Santander es de calma y tranquilidad.
Los arenales de Los Peligros, Bikinis y La Concha, además de los de la Primera y Segunda de El Sardinero vuelven a mostrar su cara más amable con, todavía, abundante presencia de visitantes y sus infraestructuras, como barandillas, muros y duchas, ganaron la partida a la borrasca. Todo ello está como si no hubieran sufrido el impacto de las olas o el fuerte viento que se vivió en Santander, con un vendaval que superó los 100 kilómetros por hora.
Las típicas barandillas de la Primera y Segunda de El Sardinero aguantaron con creces y ninguna se vio afectada. La única parte que está en peores condiciones es la situada en el final del paseo Manuel García Lago, donde tras muchos golpes de las olas, la balaustrada muestra un aspecto ya oxidado y carcomido por el salitre del mar. Corocotta, que vigila inmóvil la zona, está al tanto de que las barandillas no cedan y no haya que lamentar males mayores, más allá de una calada a algún curioso que se asome demasiado a ver el oleaje.
Precisamente esos curiosos también se citaron por los arenales de Santander. «Voy a ver cómo ha dejado la borrasca las playas», afirma uno, «pues parece que aquí es como si no hubiera pasado nada», le responde el otro. Y esa es la impresión que daba. A simple vista nadie podría decir que hace unos días hubo un aviso naranja por olas de hasta siete metros.
Las playas de Bikinis, Los Peligros y La Fenómeno -en Gamazo- fueron las que más sufrieron a 'Kirk' y en ellas no se observan esos restos que deja la galerna, más allá de algún tronco o un exceso de algas por las corrientes que se vivieron en los anteriores días. Lo más destacable es el gran escalón de arena que se formó en estos tres espacios, que dificultan el tránsito de los caminantes. Un impedimento que llegaba a la altura de las rodillas y en el que alguno que otro tenía que coger un pequeño impulso para superarlo o ayudarse de su compañero de marcha para cruzarlo.
Probablemente esta situación se haya formado por el importante deterioro de estas playas tras la pérdida de arena, pero este temporal tampoco es que les haya afectado mucho. Ya se encontraban así. Como así sigue el acceso a la playa de Los Peligros, que deja una instantánea muy crítica a los ojos con varias verjas y multitud de piedras que forman un muro improvisado. Hay cosas que no cambian, como tampoco cambia la rutina de los surfistas que anoche al atardecer cabalgaron las olas que rompen contra el muro de la Segunda de El Sardinero. Ahora 'Kirk' es tan solo un recuerdo, una anécdota más que contar. Hoy ya salió el sol, como predijo Manolo Preciado.
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