La Policía Local en 2022: más multas y actuaciones por violencia de género

En general, las actuaciones se incrementaron, y eso que el número de efectivos policiales, según indica el documento, es menor que en 2021 (seis menos). El principal mecanismo que activa la intervención es la llamada al 092, y ahí «cada vez es más creciente la atención a personas que sienten la necesidad de ser escuchadas, una situación social que se ha observado que ha ido en aumento». Algo para tener en cuenta.

El propio Zabala, tras recordar que «Santander continúa figurando entre las ciudades más seguras del país», pone el foco en los «repuntes en el volumen de diligencias penales relacionadas con víctimas de violencia de género, registrándose un incremento del 61,1% (sobremanera los quebrantamientos de las medidas de protección de las víctimas)». Desmenuzando los datos, el año se cerró con 87 denuncias por violencia doméstica y de género (en 2021 fueron 54) y con ocho quebrantamientos de órdenes de alejamiento (cinco más). Subieron las actuaciones en todos los parámetros de esta tarea. Contacto personal con la víctima, vigilancia ocasional, acompañamiento, contacto con el agresor... Tratando de sacar conclusiones de los números, todo indica a dos ideas: algo más de conciencia para dar el paso de denunciar y, a la vez, más tarea policial.

Para el tema de las multas hay justificación. Al menos, eso se deduce de lo que describen en la memoria. «Es importante destacar –apunta Zabala– que, desde el 1 de marzo de 2022, este ayuntamiento recuperó la competencia para instruir y sancionar denuncias por infracciones muy graves a las normas sobre tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial cometidas en las vías urbanas. Ello ha favorecido la oportunidad de asignar una mayor inversión para el desarrollo de estrategias y políticas preventivas en seguridad vial. Sírvase de ejemplo el incremento en un 78,5% –con respecto a 2021– de los controles preventivos de alcohol y drogas, lo que ha contribuido en gran medida a reducir peligros potenciales en nuestras vías. Ahora bien, este hecho, junto al aumento en la movilidad de las personas –una vez superada la pandemia–, pudieran ser la explicación del ligero repunte en general de las transgresiones viales».

Conviene, en todo caso, precisar. Aumentaron las diligencias o los informes técnicos, pero cayeron las declaraciones amistosas en cuanto a actuaciones en incidentes. Crecieron las víctimas totales en accidentes (558 frente a 506), con cuatro fallecidos en el balance. Y ese mayor número de controles de alcohol y drogas (166 frente a 93) se tradujo de distinta manera. Bajaron los positivos por alcoholemia, pero subieron considerablemente los derivados del consumo de sustancias estupefacientes (de 320 a 506). Y hay que añadir la drástica caída de los controles de velocidad en la capital. Sólo 49 en todo el año (tres veces menos que el ejercicio anterior).

El resumen sancionador es el de ese considerable aumento de las multas y también del trabajo de la grúa municipal: se llevó 4.530 vehículos.

Más allá de algunos datos concretos que se destacan en la ficha que acompaña esta página –el descenso de las sanciones por consumo de alcohol en la vía pública (o sea, por el botellón) o las cero multas por vertederos incontrolados– merece la pena detenerse en dos cuestiones. Una: «Se ha incorporado como novedad a la memoria de este año la estadística sobre el tratamiento de imágenes obtenidas por el sistema de videovigilancia municipal».

Esas imágenes han servido para 33 investigaciones. Y dos: «Aumento en las denuncias por infracciones relacionadas con puertas abiertas, ruidos en establecimientos y terrazas».