La Policía Local formula catorce denuncias a bares y pubs durante el fin de semana

A pocos días de que entre el verano, las catorce denuncias impuestas este pasado fin de semana por la Policía Local de Santander a diferentes establecimientos hosteleros de la capital cántabra parecen un aviso a navegantes. Un mensaje para recordar que la temporada estival no es sinónimo del todo vale, y en que las ordenanzas están para cumplirlas. En la comisaría de Ojaiz lo niegan: «No había ningún dispositivo especial para preocuparse más por los bares y los pubs. Sencillamente ha sucedido así. Ha coincidido», aseguran fuentes del Cuerpo municipal; pero lo cierto es que esas catorce denuncias duplican las cifras que suelen ser habituales para un fin de semana normal del año como este.

Tienen expedientes abiertos sobre todo locales de Cañadío, el Río de la Pila, el Pasadizo Zorrilla, la calle Alta, Menéndez Pelayo, Marcelino Sanz de Sautuola, los Ciruelos, Agustín de Colosía y Montejurra. Son más o menos los lugares de siempre, los que aglutinan buena parte del ocio nocturno de la ciudad. La mayoría han sido denunciados por poner música en tono elevado, por molestias al vecindario, por incumplir las condiciones de la licencia, por la instalación de elementos en la terraza sin tener autorización, o por exceder el aforo en el exterior. En el Pasadizo Zorrilla ha ocurrido lo que viene siendo habitual muchos fines de semana, que los clientes toman toda la calle y consumen alcohol fuera de los límites marcados en el mobiliario de cada local. «Hay también negocios que han vendido alcohol a menores, que rebasan el horario de cierre o que incumplen las normas de aforo», señalan en la Policía Local de Santander.

Los vecinos son quienes reclaman mayor presencia policial en estas zonas. Libran desde hace años una batalla con el Ayuntamiento y con los propios hosteleros para «lograr su merecido descanso»; pero encuentran el rechazo de los profesionales del sector, que insisten en que «se hace todo lo posible por la convivencia pero todo el mundo tiene que ser consciente de dónde vive y lo que ello supone».

Ana Gómez, presidenta de la Asociación de Vecinos de Pombo, Cañadío y el Ensanche, critica que no es «una situación nueva, lo que pasa es que este fin de semana a la Policía le ha dado por vigilar más». Dice que lo correcto sería «mantener la presencia de agentes durante todo el año y obligar al cumplimiento de las ordenanzas, porque sin lugar a duda no se cumplen».

Las terrazas «están fuera de control», sobre todo a raíz de la expansión que la pandemia trajo de estos espacios. «El desarrollo de la nueva ordenanza está paralizada y además me temo lo peor, porque no veo mucha voluntad de solucionar el problema», argumenta Gómez. Las terrazas «no solo no menguan, sino que además el nuevo establecimiento que abre utiliza el espacio de la calle adyacente para poner la suya, algo que es totalmente ilegal», certifica. «Estamos muy molestos porque esto no puede continuar así», reprocha.

En el Río de la Pila los ánimos están más calmados. Pese a las denuncias de este fin de semana -cinco en total de las catorce registradas-, «estamos mejor que hace unos años», afirma Jesús Garay, presidente de la asociación de vecinos en esa zona. «Por fortuna para los vecinos, aquí la afluencia de gente ha bajado muchísimo; cosa que va en detrimento de los beneficios del hostelero», apunta Garay. Y recuerda un dato: de los más de veinte locales que había hace menos de una década, quedan abiertos solo ocho, y algunos no sé ni cómo sobreviven».

Entre tanto, la Asociación de Hostelería de Cantabria hace un llamamiento a cumplir con la normativa. «Consideramos que las normativas están para cumplirse y efectivamente se cumplen». «De cara a la buena convivencia entre ocio y descanso, rogamos que entre todos se haga el esfuerzo para equilibrar ambas artes, sobre todo ahora con la llegada del buen tiempo y los turistas», valora Bárbara Gutiérrez, directora de la asociación.

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