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El exterior del club Labuit, en el número 5 de la calle Mies del Valle, en Santander. Alberto Aja
La Policía Nacional clausura un club cannábico de Santander y detiene a tres de sus integrantes

La Policía Nacional clausura un club cannábico de Santander y detiene a tres de sus integrantes

La investigación ha probado que el local conocido como Labuit, ubicado en el número 5 de la calle Mies del Valle, vendía estupefacientes

José Carlos Rojo

Santander

Jueves, 4 de julio 2024, 02:00

El primer aviso de la Policía Nacional llegó a mediados de mayo, cuando los agentes detuvieron a las dos personas que se encontraban en el interior de este club cannábico conocido como Labuit, ubicado en el número 5 de la calle Mies del Valle, en pleno centro de Santander. Se les acusaba de venta ilegal de sustancias estupefacientes, fundamentalmente cannabis y marihuana. Con ello se daba respuesta a la inquietud creciente de los vecinos ante este mercado ilícito, a plena luz del día y en medio del barrio. Pero la intervención no sirvió de nada y el mercadeo continuó pocas semanas después. Así que el segundo aviso, el definitivo, llegó este martes pasado. El Juzgado de Instrucción número 1 de Santander emitió la orden de detención de otras tres personas y la clausura definitiva del local.

«No se entiende que después de lo sucedido el pasado día 15 de mayo todavía siguieran igual que siempre. No tienen vergüenza», protestó una vecina de la zona. Una de tantas que durante semanas ha estado comentando que «era necesario hacer algo en un barrio que además está plagado de familias con hijos pequeños».

La Policía Nacional desarrolló la operación este pasado martes durante toda la mañana. Como en la anterior ocasión, fueron varios los agentes que se desplegaron para el efecto. Accedieron al local y sorprendieron a los tres vendedores que se encontraban en el interior. También incautaron numerosas bolsas con cannabis y marihuana, así como otros útiles que se utilizan en el mercadeo, como balanzas.

Era el último paso de una investigación que se ha prolongado durante semanas con un seguimiento concienzudo de toda la actividad que se desarrollaba en los alrededores del local. Los agentes de incógnito han estado recabando pruebas durante todo este tiempo, observando a los clientes y avisando a sus compañeros uniformados para que registrasen a los más sospechosos porque este caso es recurrente.

Una práctica repetida

Los clubes cannábicos se ponen en marcha legalmente como espacios privados donde sus socios coinciden para fumar marihuana; pero en la práctica muchos terminan por convertirse en lugares donde se comercia con todo tipo de estupefacientes, pues en este caso, además, se encontró también cocaína y metanfetamina.

Los agentes han estado siguiendo la pista a la actividad del local durante las últimas semanas

Los agentes se fijaban especialmente en los clientes más esporádicos, que entraban y salían del local en pocos minutos. La estancia fugaz -de muy pocos minutos- era siempre un motivo de sospecha porque la suposición es que todo el que accedía a Labuit lo hacía para fumar en compañía, y es algo que requiere un tiempo.

El seguimiento de estos clientes sospechosos continuaba en la calle, donde los agentes de paisano avisaban a sus compañeros uniformados para que los pararan. Era en esos casos cuando se descubría que acababan de adquirir nueva mercancía. Y toda esta carga de pruebas ha sido la que ha servido para probar que el club estaba funcionando también como foco de venta de estupefacientes, lo que le ha permitido al Juez decretar la clausura del sitio.

Existen en Cantabria otros clubes cannábicos donde la Policía Nacional ha intervenido en ocasiones anteriores. Fue también el pasado día 15 de mayo cuando los agentes accedieron al local Gomalú, que se encuentra en el número 10 de la calle General Moscardó, también en la capital cántabra. Entonces la operación se completó con el registro de dos inmuebles también propiedad de los responsables de este club, los mismos que poseen el Labuit. Se trata de una junta directiva que, según ha podido saber este periódico, había cambiado al personal que dispensaba la mercancía en Labuit desde lo sucedido en mayo, pero sin modificar la actividad ilícita. La maniobra con la que pretendía pasarse página a las detenciones no ha servido para eludir la vigilancia policial y el cierre definitivo del lugar.

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