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«Desde hace un año y medio se ha incrementado la sensación de inseguridad en las calles con la presencia de pandillas que intimidan a jóvenes y a personas mayores, robos, forcejeos, extorsión...», expone la presidenta de la asociación de vecinos del Barrio Pesquero, Pilar ... Zorrilla, que, junto a otros 21 colectivos de Santander, se reunió ayer con la delegada del Gobierno en Cantabria, Ainoa Quiñones, para poner sobre la mesa la situación de «inseguridad que se vive en muchos barrios».
En esta reunión de trabajo, que se extendió durante dos horas, las asociaciones plantearon sus problemas en materia de seguridad a Quiñones, que estuvo acompañada por la jefa superior de Policía, Carmen Martínez, y otros mandos de la Policía Nacional.
«Las asociaciones de vecinos somos los ojos y oídos de la ciudad. Los barrios hablan y si tantos tenemos el mismo problema, por algo será. Queremos que Santander vuelva a ser la ciudad tranquila que era», continúa Zorrilla, quien detalla que las pandillas «han tomado las pistas deportivas del barrio y hacen pagar un dinero a los menores si quieren utilizarlas».
Zorrilla resume que la reunión concluyó con «buenas sensaciones» y «acuerdos de colaboración» entre la Policía Nacional y las asociaciones. «Nos han pedido que denunciemos más, pero muchas veces la gente tiene miedo a las represalias». En este sentido, «la Policía nos ha explicado que las denuncias pueden ser anónimas y que van a dar charlas en los barrios para informar de ello», comparte la vecina del Pesquero.
Por su parte, Quiñones manifestó al término de la reunión que «tenemos que hacer un esfuerzo por parte de la Delegación y del Ayuntamiento para hacer todo lo posible para que quienes se sienten seguros viviendo en Santander sigan sintiéndose seguros y quienes no, recuperen esa sensación de seguridad fundamental para desarrollar sus vidas con normalidad».
La delegada del Gobierno también diferenció entre «competencias» de la Policía Nacional y de la Local y especificó que la «regulación» de esta última, como el ruido en locales, «depende de las ordenanzas municipales».
«En todos los barrios de la ciudad se ha hecho evidente un aumento de la inseguridad mediante la intimidación y la presencia de las pandillas que trapichean con drogas, además de los okupas», señala por su parte el portavoz de la Federación de Vecinos de Santander y Cantabria (Fecav), José Ramón Carrancio. «En la reunión hemos pedido más vigilancia policial para la prevención de delitos y se han acordado reuniones con la Policía Nacional para detectar a las pandillas».
En el barrio de Perines, por ejemplo, «los problemas crecen y la inseguridad aumenta cada noche con las peleas en los pubs de la zona. Hemos tenido okupas en un chalet y no vemos presencia policial», denuncia Magdalena Abad, portavoz de la agrupación vecinal. «Solo hay que tener ojos para constatar el deterioro que se está produciendo en muchos barrios», añade Antonio Hontañón, vecino de Santo Toribio-Vista Alegre. «La asociación del barrio se disolvió este semana porque una cosa es hacerse cargo de problemas vecinales y otra muy distinta es enfrentarse a este nuevo fenómeno, que es peligroso».
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