Pombo relanza la artesanía

Sistemáticamente golpeados por las restricciones provocadas por la pandemia del coronavirus, que había mantenido a la inmensa mayoría de ellos al margen de cualquier actividad expositiva a lo largo de los dos últimos años, los comerciantes artesanos estaban ansiosos por tantear la calle y calibrar por sí mismos el momento económico actual, lastrado ahora por la guerra desatada en el Este de Europa.

Aún no siendo este el mejor, «porque la gente nota el aumento de los precios de los productos y se retrae a la hora de comprar», dicen en 'Beatriz Hoyos', «la verdad es que estos días no nos está yendo mal», admiten en 'Malo caniche', en 'Paso palma' o en 'El Rincón de Lipín', que se reconocen «muy satisfechos» con las ventas cerradas.

Que la feria se haya instalado en plena Semana Santa, con Santander hasta arriba de turistas, «ha sido un verdadero acierto», coinciden los doce participantes. Que la muestra se haya montado en la céntrica Plaza de Pombo, punto de paso de las miles de personas que se mueven por las arterias principales de la ciudad, «ha sido una auténtica bendición», aseguran los artesanos, que estos días han visto pasar por sus stands a cientos de curiosos. «Es verdad que algunos tan solo se paran a mirar o a preguntar. Pero otros, sin embargo, compran, especialmente los que vienen de afuera».

Compran y, por lo que dicen, «más de lo que lo han hecho durante los dos años de pandemia», lo cual pone de manifiesto que, a pesar de la actual coyuntura económica, el comercio artesanal también está remontando a marchas forzadas hasta los niveles de ventas que se registraban en el año 2019.